La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo metaboliza el azúcar (glucosa), la principal fuente de energía de nuestras células. En condiciones normales, el páncreas produce una hormona llamada insulina que permite que la glucosa entre en las células, donde es utilizada como energía. Sin embargo, en la diabetes tipo 2, el cuerpo no produce suficiente insulina o las células se vuelven resistentes a su acción, lo que provoca una acumulación de glucosa en la sangre.
Muchas personas pueden vivir con la afección durante años sin saberlo, ya que los síntomas pueden ser leves o confundirse con otros problemas de salud, lo que puede agravar la enfermedad si no se diagnostica precozmente. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aclaran cuáles son los diez síntomas que nos alertan de que padecemos diabetes.
Necesidad frecuente de orinar
Uno de los primeros síntomas de la diabetes es la necesidad de orinar con frecuencia, también conocida como poliuria. Esto ocurre porque cuando los niveles de glucosa en la sangre son demasiado altos, los riñones intentan eliminar el exceso de glucosa a través de la orina. Como resultado, se produce una mayor cantidad de orina, lo que puede hacer que la persona tenga que ir al baño con mucha frecuencia, especialmente durante la noche (nicturia).
Mucha sed
La sed excesiva, o polidipsia, suele estar estrechamente relacionada con la poliuria. Debido a la cantidad de líquido que el cuerpo pierde al intentar eliminar el exceso de glucosa, se activa una respuesta de deshidratación, lo que provoca una sensación constante de sed. A pesar de beber grandes cantidades de agua, la sed no se calma fácilmente, ya que la causa subyacente (los niveles altos de azúcar en la sangre) sigue presente. Este síntoma es uno de los más evidentes y suele ser uno de los primeros que lleva a las personas a buscar atención médica.
Pérdida de peso sin intentarlo
La pérdida de peso inexplicada es otro síntoma común en las personas con diabetes tipo 2, aunque es más frecuente en la diabetes tipo 1. Cuando el cuerpo no puede obtener suficiente energía de la glucosa debido a la falta de insulina o a la resistencia de las células a su acción, comienza a descomponer las reservas de grasa y músculo para obtener energía. Este proceso puede provocar una pérdida de peso significativa en un corto período, incluso si la persona sigue comiendo normalmente o incluso más debido al aumento del apetito.
Mucha hambre
El aumento del apetito o hambre extrema, también conocido como polifagia, es otro síntoma común de la diabetes A pesar de la abundancia de glucosa en la sangre, las células no pueden utilizarla adecuadamente para obtener energía, lo que envía una señal al cerebro de que el cuerpo necesita más alimento. Esto puede llevar a episodios de hambre intensa que no se alivian incluso después de comer.
Visión borrosa
La visión borrosa es un síntoma que a menudo pasa desapercibido, pero que puede ser un indicador temprano de la diabetes tipo 2. Los niveles elevados de glucosa en la sangre pueden afectar los pequeños vasos sanguíneos del ojo y alterar la capacidad del cristalino para enfocar correctamente, lo que provoca visión borrosa. En la mayoría de los casos, este síntoma es reversible si se controla adecuadamente la diabetes pero, si no se trata, puede llevar a complicaciones más graves, como retinopatía diabética, que puede causar pérdida permanente de la visión.
Hormigueo o entumecimiento en las manos o los pies
El hormigueo, el entumecimiento o el dolor en las manos o los pies, conocido como neuropatía diabética, es un síntoma que aparece como consecuencia del daño a los nervios causado por niveles altos de glucosa en la sangre durante un período prolongado. Esta afección es más común en las extremidades y puede causar sensaciones de ardor, pinchazos o una sensación de “alfileres y agujas”. La neuropatía diabética es una complicación seria que puede volverse irreversible si no se controla la diabetes a tiempo.
Cansancio extremo
El cansancio o fatiga extrema es un síntoma que afecta a muchas personas con diabetes tipo 2. Este agotamiento es causado por la incapacidad del cuerpo para usar la glucosa como fuente de energía de manera efectiva. A pesar de comer y descansar adecuadamente, las personas con diabetes pueden sentirse constantemente cansadas y faltas de energía.
Piel muy seca
La diabetes también puede afectar la salud de la piel, provocando sequedad excesiva. Esto ocurre porque los altos niveles de glucosa en la sangre pueden reducir la hidratación de la piel y afectar su capacidad para retener humedad. La piel seca es más propensa a la irritación, el agrietamiento y las infecciones, lo que puede hacer que los cuidados dermatológicos sean esenciales para las personas con diabetes.
Llagas que cicatrizan lentamente
La mala cicatrización de las heridas es otro signo característico de la diabetes, ya que los niveles elevados de glucosa en la sangre pueden dañar los vasos sanguíneos y los nervios, lo que reduce el flujo sanguíneo en las extremidades y dificulta la reparación de los tejidos dañados. Las llagas, especialmente en los pies, pueden tardar mucho tiempo en cicatrizar, lo que aumenta el riesgo de infecciones graves.