A 90 años del fallecimiento de Santiago Ramón y Cajal, la Real Academia Nacional de Medicina conmemora su labor con la celebración de la Semana Cajal, dirigida a homenajear al científico más importante de la historia de España. Con la puesta en marcha de múltiples actividades y sesiones científicas, la RANME pretende dar a conocer y profundizar en la figura del neurocientífico cuyas aportaciones son comparables a las de Darwin o Einstein.
Ramón y Cajal, médico especializado en histología y anatomía patológica, obtuvo en 1906 el Premio Nobel gracias a sus investigaciones en neurología, siendo el primero en la historia de nuestro país en recibir tal galardón en la modalidad de Medicina. El descubrimiento de Cajal que revolucionó la medicina fue comprender que el sistema nervioso, incluido el cerebro, está compuesto de entidades individuales a las que, tiempo después, se les llamaría neuronas.
La neurona o célula nerviosa es la unidad fundamental que forma el cerebro y el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). Así, es la máxima responsable de la recepción de información del mundo exterior y de hacer llegar las señales para la respuesta a estos desde los diferentes órganos. La interacción que tienen entre sí las 100.000 millones de neuronas crean esas señales eléctricas que nos permiten sentir el mundo y actuar sobre él.
Este genio natural de Navarra, quien muy joven mostraba signos de rebeldía al negarse a memorizar conceptos, se licenció en Medicina por la Universidad de Zaragoza, ciudad a la que acabaría mudándose toda su familia por el trabajo de su padre. Recién acabados los estudios, Cajal es llamado a filas e ingresa en el cuerpo de Sanidad Militar, que le destinó a Cuba, entonces todavía provincia española.
Es allí en el Caribe, en la provincia de Camagüey, donde el joven médico contrae la malaria, una grave enfermedad que transmiten los mosquitos y que le dejó “inutilizado para la campaña”. Tras sufrir de caquexia palúdica, un síndrome que provoca una extrema debilidad de los músculos, y recuperarse, Cajal vuelve a España para trabajar en la Universidad de Zaragoza.
Es entonces cuando despega irrefrenablemente la carrera de Santiago Ramón y Cajal y su interés por la histología. En 1888, Cajal descubre que el sistema nervioso está compuesto por miles de millones de neuronas. Nace así la doctrina de las neuronas, un esquema de la estructura del sistema nervioso, que refuta la vigente hasta el momento: la teoría reticular. Esta teoría científica, hoy obsoleta, sostenía que una red continúa conformaba el sistema nervioso y el cerebro.
Ramón y Cajal, pionero de la vacuna contra el cólera
El trabajo de Ramón y Cajal fue más allá del estudio del cerebro. Cuando en 1885 estalla un brote de cólera en Valencia (ciudad en la que durante unos años fue catedrático de anatomía), Cajal decidió invertir parte de su tiempo en los laboratorios a investigar sobre la enfermedad. Sus hallazgos sentaron las bases para el desarrollo de la vacuna contra el cólera, un dato poco conocido de sus aportaciones científicas.
El cólera es una enfermedad diarreica aguda provocada por la ingestión de alimentos o agua contaminados por la bacteria V. cholerae y cuya prevalencia es significativamente alta en las sociedades poco desarrolladas. Para hacer frente a la epidemia que sufrió la ciudad de Valencia, Cajal ideó la prueba experimental de la vacuna química, que, según él mismo escribió, se trataba de “la posibilidad de preservar a los animales de los efectos tóxicos del vírgula más virulento, inyectándoles de antemano, por la vía hipodérmica, cierta cantidad de cultivos muertos por el calor”.