Todos en algún momento nos hemos encontrado en la situación de ir a tomarnos un medicamento y ver que ya estaba caducado. Suele ocurrirnos con fármacos que nos recetaron para una enfermedad (algún resfriado, algún dolor muscular...) y nos sobraron. Muchas personas pueden considerar que tomar una simple pastilla caducada para el dolor de cabeza no implica ningún riesgo, aunque esto no es cierto.
La fecha de caducidad de los medicamentos no es un simple indicativo sin importancia; es el resultado de rigurosos estudios científicos que determinan la estabilidad y seguridad del fármaco en un periodo específico. Esta fecha indica hasta cuándo el fabricante puede garantizar que el producto mantiene su potencia, seguridad y efectividad. Este dato está impreso en la caja, envase o recipiente del medicamento, y se establece mediante estudios de estabilidad que miden cómo se comportan los componentes del fármaco en diversas condiciones, como la exposición a la luz, temperatura y humedad.
Los riesgos de tomar un medicamento caducado
Uno de los mayores riesgos de tomar medicamentos caducados es que su eficacia puede disminuir o desaparecer por completo, por lo que no podrá tratar la enfermedad o afección para la que fue recetado. La disminución de la potencia es especialmente preocupante en medicamentos críticos como los antibióticos, donde un tratamiento incompleto o ineficaz podría resultar en el empeoramiento de la enfermedad o el desarrollo de resistencias bacterianas.
En enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes, donde los medicamentos juegan un papel fundamental para mantener el control de los síntomas, tomar un medicamento caducado que ha perdido su potencia podría tener consecuencias graves, como un mal control de la presión arterial o niveles descontrolados de glucosa en sangre.
A medida que los medicamentos envejecen, sus componentes químicos pueden descomponerse y formar subproductos potencialmente tóxicos. Estos subproductos no solo reducen la efectividad del fármaco, sino que también pueden ser dañinos para el organismo. En algunos casos, la descomposición de los ingredientes activos puede dar lugar a impurezas que ponen en riesgo la salud del paciente, ya que no están controladas o previstas en los estudios de seguridad iniciales.
Aunque no es común, en algunos casos los medicamentos caducados pueden desencadenar reacciones adversas que no se habrían producido si el medicamento estuviera en buen estado. Esto ocurre porque, con el tiempo, los ingredientes activos pueden volverse inestables y desencadenar respuestas no deseadas en el cuerpo. Por lo tanto, tomar medicamentos caducados aumenta el riesgo de efectos secundarios o interacciones inesperadas.
Qué hacer con los medicamentos caducados
La forma correcta de actuar cuando vemos que un fármaco ha cumplido ya su fecha de caducidad es llevarlos al Punto SIGRE de la farmacia. El punto 5 de los prospectos explica que “los medicamentos no se deben tirar por los desagües ni a la basura. Deposite los envases y los medicamentos que no necesita en el Punto SIGRE de la farmacia. En caso de duda pregunte a su farmacéutico cómo deshacerse de los medicamentos que no necesita. De esta forma ayudará a proteger el medio ambiente”.
Los fármacos caducados, los que ya no necesitamos, las cajas de medicamentos y otros envases vacíos podemos depositarlos en el Punto SIGRE. Sin embargo, aquí no debemos depositar agujas, termómetros, gasas, productos químicos, radiografías ni pilas.