La mayoría de las muertes por cáncer ocurren cuando se produce la metástasis, que es la propagación del cáncer desde el tumor primario a otras partes del cuerpo. Los científicos comprenden cómo se da esa fuga, pero no se ha terminado de entender por qué algunas de esta células cancerosas sí generan nuevos tumores (a veces incluso décadas después) y otras no. Un reciente estudio del Centro Oncológico Integral Montefiore Einstein (MECCC) podría haber encontrado la respuesta.
Los investigadores del MECCC han descubierto un mecanismo del sistema inmunológico natural en ratones que impide que las células cancerosas que escapan se conviertan en metástasis, especialmente en el caso del cáncer de mama. “Prevenir o curar las metástasis es el desafío más crítico en el cáncer” y “creemos que nuestros hallazgos tienen el potencial de indicar nuevas terapias para prevenir o tratar la enfermedad metastásica”, afirma el líder del estudio, el doctor Julio Aguirre-Ghiso, director del Instituto de Inactividad del Cáncer del MECCC.
Estas células que migran desde los tumores primarios para la formación de tumores metastásicos se conocen como células cancerosas diseminadas (DCC), que pueden ser muy agresivas o permanecer suspendidas. En el primer caso, la célula generará un nuevo tumor casi inmediatamente en el tejido nuevo; mientras que si se mantiene en ese estado pasivo, se le conocerá como latencia.
“Durante mucho tiempo ha sido un misterio cómo algunos DCC pueden permanecer en los tejidos durante décadas y nunca causar metástasis, y creemos que hemos encontrado la explicación”, afirma el doctor Aguirre-Ghiso, profesor de biología celular, oncología y medicina y titular de la Cátedra Rose C. Falkenstein en Investigación del Cáncer en el Colegio de Medicina Albert Einstein y cuyo estudio ya ha sido publicado en la revista Cell.
Una posible vía para detener la metástasis en los pulmones
Al igual que muchos otros tipos de cáncer, el de mama hace metástasis en los pulmones con frecuencia. Los experimentos con ratones con cáncer de mama metastásico mostraron que cuando las DCC se propagan a los sacos aéreos de los pulmones (los alveolos), las células inmunes llamadas macrófagos alveolares las mantienen en un estado latente. Estos macrófagos especializados aparecen en las primeras etapas del desarrollo embrionario y residen en el tejido pulmonar durante toda la vida.
“Los macrófagos alveolares son los primeros en responder al ataque de los pulmones, ya que defienden al órgano contra las bacterias y sustancias peligrosas como los contaminantes ambientales”, afirma el doctor Aguirre-Ghiso. “Nuestros hallazgos demuestran un nuevo papel para estos macrófagos, en el que reconocen a las DCC e interactúan activamente con ellos y, al secretar una proteína llamada TGF-β2, producen señales en las células cancerosas que las mantienen en un estado latente. Como cada órgano del cuerpo tiene su propio conjunto de macrófagos residentes en los tejidos, es posible que estos también tengan la función de mantener bajo control a las DCC en esos órganos. Nuestro estudio ha demostrado por primera vez que estos macrófagos especializados funcionan para inducir activamente la latencia en las DCC”, continúa.
De esta manera, la eliminación de los macrófagos especializados en los ratones aumentaba la cantidad de las DCC que se activaban, es decir, la probabilidad de metástasis en sus pulmones. “Comprender cómo las células inmunitarias mantienen a raya a las DCC podría conducir a nuevas terapias celulares antimetastásicas, entre otras estrategias”, concluye.