Cuando la quimioterapia no funciona: las terapias alternativas para el cáncer

La radioterapia, la inmunoterapia, la terapia hormonal y la terapia dirigida son otras opciones terapéuticas para el tratamiento del cáncer

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Una paciente de cáncer en
Una paciente de cáncer en un hospital (Shutterstock)

La primera línea de tratamiento para el cáncer es la quimioterapia, ya sea sola o en combinación con otros. Estos fármacos se inyectan directamente en la arteria que va al cáncer para matar sus células de crecimiento rápido, aunque no siempre ocurre así. La quimioterapia puede no resultar eficaz y esto se observa cuando el tumor crece o no se reduce o cuando se propaga a otras partes del cuerpo (metástasis).

Si se dan alguna de estas situaciones, el equipo oncológico estudia aplicar en el paciente otros tipos de terapia que puedan ser más efectivas para acabar con la enfermedad, aunque depende en gran medida del tipo de tumor, el estadio y la salud de la persona, entre otras cuestiones. Las otras opciones alternativas que existen son la radioterapia, la inmunoterapia, la terapia hormonal y la terapia dirigida.

Radioterapia

La radioterapia utiliza la radiación para dañar el ADN las células cancerosas y reducir el tamaño de los tumores, pues ya no pueden dividirse. Puede emplearse como un tratamiento de primera línea así como combinada con la cirugía. Las ventajas de esta terapia es que provoca un dolor moderado en el paciente, que incluso puede no llegar a perder el pelo. Además, es relativamente seguro porque se dirige específicamente al tumor y es efectivo matando grandes cantidades de células cancerosas.

Entre las desventajas de la radioterapia se encuentran que es posible que no acabe con todas las células malignas o que dañe los órganos vitales si están cerca del tumor. También es una opción muy incómoda para el paciente, pues el tratamiento se aplica cinco días a la semana durante un máximo de dos meses, lo que consume mucho tiempo de vida de la persona enferma.

Inmunoterapia

Existen algunos tipos de cáncer que no responden ni a la quimio ni a la radio, por lo que la inmunoterapia puede ser otra opción a probar. El objetivo de esta terapia es el de ayudar al sistema inmunológico a combatir el cáncer, estimulándolo y entrenándolo para que ataque a esas células. Esto se realiza mediante anticuerpos monoclonales, inhibidores de puntos de control, vacunas contra el cáncer o transferencia de células adoptivas.

Se trata de un tratamiento que puede ser eficaz contra muchos tipos de cáncer que no responden a la quimio ni a la radio y que provoca menos efectos secundarios. Si el cáncer reaparece, el sistema inmunitario lo recuerda y vuelve a atacarlo. Sin embargo, con la inmunoterapia se corre el riesgo de sobreestimular el sistema inmunológico y este ataque a órganos sanos. Además, puede provocar complicaciones graves en los pulmones, los intestinos o los riñones.

Llega a España el tratamiento de inmunoterapia contra el cáncer que se administra con una inyección en solo 7 minutos.

Terapia hormonal

La terapia hormonal puede tratar algunos cánceres, como el de próstata y el de mama, y funciona impidiendo que el cuerpo produzca hormonas o interfiriendo en el modo en el que estas actúan. Esta opción terapéutica puede prevenir la metástasis y la recurrencia del cáncer tras la cirugía.

Las desventajas de la terapia hormonal es que esta solo funciona en aquellos tumores que requieren hormonas para crecer, además de causar algunos efectos secundarios, como dolor de cabeza, sofocos y sequedad vaginal en mujeres y fatiga, impotencia y disminución del deseo sexual en hombres.

Terapia dirigida

La terapia dirigida utiliza medicamentos que atacan específicamente a las célula cancerígenas, destruyéndolas desde dentro y sin dañar las células sanas. Identifica las anomalías genéticas de las células malignas y funciona mejor al combinarlas con otros medicamentos. Las ventajas es que no es tóxico para las células sanas, pero solo funciona en tumores con mutaciones genéticas específicas y estas pueden desarrollar resistencia después.

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