Francia alerta de una epidemia de tos ferina: los peligros de una enfermedad que ha provocado la muerte de 22 bebés en el país vecino

La epidemia de tos ferina que se detectó a principios de 2024 en Francia ha incrementado su impacto en los últimos meses con el aumento de circulación de la bacteria Bordetella pertussis, la causante de la enfermedad.

Según los datos actualizados de Santé Publique France, la agencia de salud del país vecino, se han reportado un total (que aún es provisional) de 35 muertes desde principios de 2024 debido a la tos ferina, de las cuales 22 son niños (20 de ellos menores de 1 año) y 13 son adultos (de 51 a 95 años, pero donde la tos ferina no estaba indicada como la primera causa de muerte).

Con fecha de 16 de septiembre, la incidencia de los casos de tos ferina confirmados que se han registrado en las consultas de medicina general en Francia ha llegado a los 134.639 casos en todo el 2024. En concreto, la red de vigilancia epidemiológica Sentinelles ha reportado un aumento importante de la incidencia, que ha continuado hasta finales de junio hasta alcanzar una estabilización en julio y agosto.

En los hospitales también se ha notado el aumento de casos: desde finales de julio el número de hospitalizaciones a causa de la bacteria después del paso por urgencias está disminuyendo, pero sigue en niveles mucho más altos que los observados en años anteriores. La red de vigilancia RENACOQ registra un número acumulado de 277 lactantes menores de 12 meses hospitalizados, de los cuales 220 (79%) tenían menos de 6 meses.

La tos ferina, también conocida como pertussis, es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis y que se caracteriza por ataques de tos severa que pueden durar semanas o meses. Puede ser especialmente peligrosa para los bebés y los niños pequeños. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la tos ferina puede afectar a personas de todas las edades, pero es especialmente peligrosa y a veces mortal en los bebés menores de un año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2018 (hace seis años) hubo alrededor de 151.074 casos notificados a nivel mundial, aunque el número real de casos puede ser significativamente mayor debido a la subnotificación y el subdiagnóstico.

La enfermedad suele comenzar con síntomas similares a los de un resfriado común, como secreción nasal, fiebre leve y tos ocasional. Tras una o dos semanas, la tos se vuelve más intensa y se presentan episodios repetidos de tos violenta, conocidos como paroxismos. Estos episodios a menudo terminan con un sonido agudo al inhalar, conocido como “gallo”, explican desde el CDC.

La vacunación es la medida más efectiva para prevenir la enfermedad. El comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) recomienda que los niños reciban la vacuna contra la tos ferina como parte de la serie de vacunas DTaP (difteria, tétanos y pertussis acelular). Además, se recomienda una dosis de refuerzo de la vacuna Tdap (tétanos, difteria y pertussis acelular) para adolescentes y adultos, especialmente para quienes están en contacto cercano con bebés.

El tratamiento incluye antibióticos que pueden ayudar a controlar la enfermedad si se administran en las primeras etapas.