Por qué la DGT no renovará el carnet de conducir a las personas que sufran alguno de estos trastornos de salud mental

La Dirección General de Tráfico prioriza la seguridad en las carreteras mediante el control riguroso de las capacidades de quienes solicitan o renuevan el permiso de conducir

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Tráfico en la autovía A3 (Alejandro Martínez Vélez/Europa Press)
Tráfico en la autovía A3 (Alejandro Martínez Vélez/Europa Press)

Imagina que estás conduciendo por una carretera concurrida y, de repente, el automóvil frente a ti comienza a moverse de manera errática. Acelera, frena bruscamente y, en un momento dado, se desvía peligrosamente hacia el carril contrario. Esta situación, lamentablemente común, puede ser el resultado de un conductor que ha perdido facultades físicas o mentales para manejar el vehículo de manera segura. Para prevenir tragedias de este tipo, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido estrictas medidas de seguridad vial, diseñadas para proteger tanto a conductores como a peatones.

La DGT prioriza la seguridad en las carreteras mediante el control riguroso de las capacidades de quienes solicitan o renuevan el permiso de conducir. Con el objetivo de reducir los accidentes, se han implementado requisitos más estrictos, especialmente para personas de edades avanzadas o que padecen enfermedades que podrían comprometer su habilidad al volante. Esta medida busca evitar situaciones de riesgo para el propio conductor y para los demás usuarios de las vías.

Conducir es una actividad que requiere plena concentración, habilidades cognitivas adecuadas y un estado mental equilibrado. Sin embargo, en los últimos años, el aumento de trastornos mentales ha planteado nuevos desafíos para la seguridad vial. Más de un millón de personas en España padecen algún tipo de trastorno mental grave, según datos del Ministerio de Sanidad, y este tipo de enfermedades no solo afectan la vida cotidiana de quienes las padecen, sino que también pueden comprometer gravemente su capacidad para conducir de manera segura.

Trastornos como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia pueden disminuir la capacidad de concentración, alterar los tiempos de reacción y afectar la toma de decisiones durante la conducción. Además, muchos de los medicamentos que se emplean para tratar estos trastornos pueden tener efectos secundarios que agravan la situación, como somnolencia o una reducción en los niveles de alerta. Ante este escenario, la DGT considera esencial que las personas con enfermedades mentales se sometan a exámenes médicos rigurosos antes de obtener o renovar su permiso de conducir, para asegurarse de que tienen las capacidades necesarias para operar un vehículo de manera segura.

Otras condiciones psiquiátricas

El impacto de los trastornos mentales en la conducción no se limita solo a las enfermedades más graves. La autoridad de tráfico también ha identificado una serie de condiciones psiquiátricas y degenerativas que pueden, en ciertos casos, impedir la renovación del permiso de conducir. Entre ellas se encuentran la demencia, los trastornos del sueño, los trastornos de personalidad y la dependencia de alcohol o drogas. Estas enfermedades no solo alteran la capacidad física o mental del conductor, sino que también afectan su percepción del peligro y su juicio al tomar decisiones críticas al volante.

La Dirección General de Tráfico (DGT) detecta a un camión yendo en sentido contrario por la SE-30 de Sevilla, la autovía de circunvalación de la capital andaluza.

Lo que destaca en este ámbito es la necesidad de evaluar cada caso de manera individual. En algunos casos leves, un informe médico favorable puede permitir que el conductor mantenga su licencia, siempre y cuando esté bajo control y tratamiento adecuados. Sin embargo, la seguridad debe ser siempre la prioridad, ya que la falta de intervención en estos casos puede poner en peligro no solo al conductor, sino a todos los que comparten la vía pública.

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