Las cifras de infección del virus del Nilo Occidental son cada vez más preocupantes. En este momento, España se enfrenta al segundo peor brote de la enfermedad, solo superado por el del año 2020, cuando se registraron 76 infecciones en humanos y ocho fallecimientos.
Por ahora, en este 2024 se han confirmado 53 casos del virus en Andalucía y cinco en Extremadura. Además, se han producido cinco defunciones dentro de las fronteras españolas.
Las autoridades sanitarias ya habían previsto una temporada complicada en cuanto a las enfermedades transmitidas por insectos. Ante esto, el Ministerio de Sanidad activó hace ya un año un plan nacional para reforzar la vigilancia de mosquitos y garrapatas.
Cuáles son las zonas afectadas por el Virus del Nilo
En España, la mayoría de los casos de fiebre del Nilo Occidental se concentran en las comunidades de Andalucía y Extremadura. Estas regiones, con abundantes humedales, proporcionan un entorno propicio para la proliferación de mosquitos Culex, los principales vectores del virus.
A nivel europeo, Italia, Grecia y Hungría son los países más afectados, aunque este año también se han registrado casos en Albania, Austria, Croacia, Francia, Rumanía y Serbia, según el último informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.
Por qué es tan difícil erradicar el Virus del Nilo
El virus del Nilo Occidental tiene una amplia distribución geográfica. Desde su descubrimiento en Uganda en 1937, se ha extendido a casi todos los continentes, incluyendo América, Europa, Asia y África. Su capacidad para adaptarse a diversos ambientes y climas ha permitido que se establezca en distintas regiones, lo que dificulta los esfuerzos de control.
Por otra parte, el ciclo de transmisión del virus es complejo. Se propaga principalmente a través de la picadura de mosquitos infectados, especialmente del género Culex. Estos mosquitos adquieren el virus al picar a aves infectadas, que actúan como reservorios naturales. En este sentido, las aves migratorias pueden transportar el virus a grandes distancias, lo que complica su control y erradicación en áreas específicas. Además de las aves, el virus puede infectar a otros animales, incluidos caballos y humanos, lo que imposibilita la eliminación completa de la enfermedad.
Otra dificultad es que la mayoría de las infecciones en humanos son asintomáticas o presentan síntomas leves, lo que dificulta la detección y el control temprano del virus en la población. A esto se suma la falta de una vacuna efectiva para humanos, lo que limita las opciones de prevención y hace que las estrategias de control se centren en la reducción de la población de mosquitos y en la protección personal contra las picaduras.
Cómo actuar si me he contagiado del Virus del Nilo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en el 80% de los casos, la infección por el virus del Nilo Occidental es asintomática. Sin embargo, en el 20% restante, pueden manifestarse síntomas como fiebre, dolor de cabeza, fatiga, dolores corporales, náuseas, vómitos, erupciones cutáneas y agrandamiento de ganglios linfáticos.
En los casos más graves, que afectan a 1 de cada 150 personas, el virus puede provocar enfermedades neuroinvasoras, como encefalitis, meningitis o poliomielitis del Nilo Occidental.
Es aconsejable consultar a un médico de inmediato si se presentan síntomas graves tras una posible infección. Las personas mayores de 50 años y aquellas con sistemas inmunológicos debilitados deben prestar atención a estos signos y buscar atención médica urgente ante cualquier complicación.