Laura todavía recuerda el terror que le provocaban los meses de verano. Ha pasado casi una década desde que le diagnosticaron anorexia nerviosa restrictiva, que le llevó a ingresar a los 16 años en el hospital de día del Niño Jesús, en Madrid. Tras muchos esfuerzos, trabajo y ayuda, asegura que ahora tiene “las cosas bajo control”, pero que el verano “sigue siendo todo un reto”: “Salidas que te impiden controlar las comidas, exponer tu cuerpo en mucha mayor medida, tener contacto con gente nueva, no contar con tu rutina, falta de calma y reflexión...”
Como ella, unas 400.000 personas enfrentan los meses de calor en España acompañadas de trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Con la incesante campaña de la operación bikini en radio, televisión y ahora redes sociales, la presión estética se intensifica y la época estival se vuelve todo un reto para quienes padecen esta enfermedad. “Me cuesta compaginar el pasármelo bien en grupo con el estar en bikini, porque me resulta agotador intentar apagar esa vocecita que me compara con otras chicas o que me hace obsesionarme con la opinión de los demás sobre mi físico”, expresa Laura. Pero, como bien apunta la joven, “la presión estética que se presenta en verano puede afectar a cualquiera”. De hecho, durante estos meses de calor suele producirse un “preocupante incremento de pacientes con Trastornos de la Conducta Alimentaria”, tal y como denunció el Colegio Oficial de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife.
Los TCA son trastornos psiquiátricos caracterizados por conductas anormales respecto a la alimentación o el control del peso. Según advierte el Consejo General de Enfermería, los TCA se encuentran entre las afecciones mentales potencialmente más mortales: se cobran la vida de 10.200 personas al año en todo el mundo, según la Asociación Nacional de Anorexia Nerviosa y Trastornos Asociados (ANAD). “Equivale a una muerte cada 52 minutos”, advierten.
En España, se espera que los diagnósticos de TCA crezcan un 12% en la próxima década. En ese sentido, la infancia y la adolescencia son dos de los periodos más críticos para que aparezcan este tipo de desórdenes. Se trata de la tercera causa de enfermedad crónica entre estos pacientes, que se inicia cada vez a edades más tempranas. Actualmente, la mayor incidencia se sitúa entre los 13 y 14 años, más en mujeres que en varones, con un 30% frente al 17% que se registra en niños. Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, se estima que, en nuestro país, aproximadamente entre el 4,1% y el 6,4% de las mujeres desarrollan anualmente alguno de los cuadros incluidos en los trastornos alimentarios. “Hay datos que dicen que nueve de cada diez personas [afectadas por un TCA] son mujeres. No quiere decir que no exista entre los hombres, es algo que también hay que vigilar en ellos”, explica Isabel Mateo Alejo, enfermera especialista en salud mental.
La sanitaria advierte de los efectos que tiene el fenómeno de la ‘operación bikini’. “Lleva muchísimos años entre nosotros. Antes, solamente estaba en la tele, en la radio y demás, pero ahora tenemos además el bombardeo de las redes sociales, que está muy a mano de las personas más vulnerables para padecer estos trastornos”, resalta Mateo. “Normalmente, lo que se ve en las redes suelen ser cosas maquilladas, que se filtran”, expresa, por lo que los usuarios “tienen que tener una forma crítica de ver estas cosas que encuentran en internet”, algo más complicado para las personas jóvenes a quienes se dirigen estos mensajes.
“En plena época estival debemos recordar a toda la población, pero especialmente a los más jóvenes, que la delgadez no es sinónimo de éxito y que confiar en las ‘dietas milagro’ o en las publicidades engañosas con modelos de belleza irreales pueden derivar en problemas de salud mental tan graves como los trastornos de la conducta alimentaria, patologías que generan multitud de complicaciones médicas y condiciones psiquiátricas que derivan incluso, en casos de suicidio”, resaltan desde el Consejo General de Enfermería.
Señales de alerta
España calcula que existen 400.000 casos de TCA en el país, pero estas afecciones suelen estar infradiagnosticadas y podrían existir más personas que sufren esta enfermedad. “Es importante educar a la población para que todo el mundo reconozca las señales de alarma en personas de su entorno”, insiste Mateo. Las señales de alerta pueden verse diferentes en chicas o chicos, en los que puede ser preocupante “un exceso de ejercicio, por ejemplo, para aumentar la masa muscular”. Aun así, los pacientes de TCA presentan conductas parecidas, sin importar el género.
Algunas señales de alerta, según relata Mateo, son “la pérdida de peso de forma llamativa en poco tiempo, realizar ingestas descontroladas, tener cambios de humor repentinos, evitar situaciones que impliquen comer en público, esconder comida o conductas de purga como provocar vómitos o usar laxantes”, aunque no es necesario que se presenten todas. La sanitaria considera fundamental “el apoyo familiar, del entorno social del paciente, y por supuesto, de los profesionales sanitarios implicados. Aquí, las enfermeras somos un pilar fundamental para la detección temprana del problema”.
Para Laura, “la terapia es clave” para superar un trastorno como la anorexia. “Si no va bien con un psicólogo o psiquiatra, se prueba en otro sitio. Pero que no se pierda la confianza en la terapia, porque para mí fue el primer paso y el más importante en mi proceso para superar el TCA. Cómo llevarlo a nivel personal es muy relativo. Yo, por ejemplo, traté de reforzar mucho mi autoestima y buscar todas las formas posibles de cuidarme y de cuidar de mi entorno. Y, para eso, fue esencial la reflexión y la conexión conmigo misma, para conocerme lo mejor posible”, concluye.