La ducha es una parte esencial de nuestra rutina diaria de higiene, pero ¿alguna vez te has preguntado cuál es el orden correcto para lavar tu cuerpo?
Según el dermatólogo Sergio Alique García, en declaraciones al medio argentino Clarín, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), el orden en que nos lavamos las distintas partes del cuerpo tiene un impacto significativo en la eficacia de nuestra higiene personal. Alique recomienda seguir un método específico que asegura una limpieza profunda y eficiente, a la vez que promueve un uso responsable del agua.
El dermatólogo destaca que lo más conveniente es ducharse de arriba hacia abajo, comenzando por el cabello si es que se planea lavarlo. Esto implica aplicar el champú al inicio de la ducha, dejándolo actuar el tiempo necesario para que sus componentes penetren y limpien adecuadamente el cuero cabelludo. Después, es crucial enjuagar bien el champú para eliminar cualquier residuo que pueda causar irritaciones o problemas en la piel.
Alique también sugiere que, tras aplicar el champú y enjuagarlo, si se usa un acondicionador, este debe aplicarse inmediatamente después. Mientras el acondicionador repara y nutre el cabello, se puede aprovechar el tiempo para lavar las demás partes del cuerpo. Esta secuencia no solo optimiza el tiempo, sino que también permite que el acondicionador actúe de manera más efectiva, brindando los máximos beneficios al cabello sin que el proceso de limpieza corporal se vea interrumpido.
Atención a las zonas menos atendidas: tobillos y pies
Uno de los aspectos que el dermatólogo enfatiza es la importancia de lavar adecuadamente las zonas de los tobillos y pies, que a menudo son las grandes olvidadas en la ducha diaria. Estas áreas tienden a acumular más microorganismos debido a su cercanía al suelo y el contacto constante con el calzado. Aunque a menudo reciben menos atención, son cruciales para una limpieza completa y para prevenir infecciones o problemas cutáneos derivados de la acumulación de bacterias y hongos.
Otro punto clave que subraya Alique es la necesidad de enjuagar bien todo el cuerpo al finalizar la aplicación de productos como el gel de baño o el acondicionador. La razón detrás de este consejo es evitar que queden residuos de productos en la piel, ya que estos pueden causar irritaciones, sequedad o incluso alergias. Un enjuague adecuado asegura que la piel quede libre de cualquier sustancia que pudiera alterar su equilibrio natural.
¿Con qué frecuencia hay que bañarse?
A menos que una persona esté sucia, sudorosa o tenga razones puntuales para bañarse diariamente, ducharse varias veces por semana es suficiente. Sobre el tiempo, las duchas cortas (de tres o cuatro minutos de duración) centradas en las axilas y las ingles pueden ser suficientes. Y dejaron distintos factores a considerar:
- Frecuencia recomendada: Bañarse todos los días no sería necesario para la mayoría de las personas y podría incluso ser perjudicial, ya que puede eliminar los aceites naturales de la piel y causar sequedad o irritación. Bañarse cada 2 o 3 días es suficiente para la mayoría de las personas
- Nivel de actividad: Una persona con un nivel vida muy activo o que suda mucho, sí podría necesitar bañarse más frecuentemente.
- Clima: En climas cálidos y húmedos, es posible que las personas necesiten bañarse con más frecuencia que en climas fríos y secos.
- Salud de la Piel: Las personas con piel seca o condiciones dermatológicas específicas podrían disminuir la frecuencia diaria del baño
- Higiene personal básica: Si la persona opta por no bañarse todos los días, igualmente debería mantener una buena higiene diaria, como lavarse las manos regularmente, limpiar la cara, las áreas como las axilas y la zona genital.
- Uso de productos suaves: Al bañarse, es aconsejable usar jabones y productos de baño suaves que no eliminen los aceites naturales de la piel. También se recomienda usar agua tibia en lugar de caliente para evitar resecar la piel.