El bar más antiguo de Tenerife que ganó la Medalla de Oro de la Isla al cumplir más de 120 años y que solo abre cinco horas al día

El restaurante fue colegio electoral en 1995 y ha mantenido sus puertas abiertas durante crisis como la gripe española y la pandemia de coronavirus

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Bar Chucho (reseña de Eli de León en Google Maps
Bar Chucho (reseña de Eli de León en Google Maps

El Chucho-Casa Emiliano, ubicado en la calle la Cancela 1 en La Orotava, es un referente gastronómico en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Este restaurante destaca por su cocina casera que combina lo tradicional con toques modernos, su ambiente acogedor y trato cercano que impresionan a todos que quieren vivir la experiencia culinaria única.

La decoración cuidada crea un escenario ideal para disfrutar de una velada única, tanto en el salón interior como en la terraza al aire libre. Además, destaca por su ambiente acogedor y su trato cercano y familiar.

Cabe añadir que Casa Emiliano se enorgullece de mantener viva la tradición en un entorno moderno y confortable, ganando un lugar privilegiado en el corazón de sus clientes. Lo puede ver abierto de martes a sábado, de 11:30 a 16:30, es un lugar popular tanto para locales como para visitantes, perfecto para comidas prolongadas y diversas ocasiones, desde almuerzos de negocios hasta celebraciones íntimas.

Un poco de su historia

El bar más antiguo de Tenerife se fundó en 1899 por Domingo González González, bisabuelo del actual propietario, ha sido un pilar en la vida de los habitantes de La Orotava durante más de 120 años. Según lo descrito en un artículo del Diario de Avisos, el establecimiento ha mantenido sus puertas abiertas, incluso durante crisis como la gripe española y la pandemia de coronavirus.

Así, Domingo, un jornalero emprendedor, abrió una bodega de “vino y chochos”, como se suele decir en la isla. Hermenegildo González, su hijo, continuó con el comercio y su ubicación estratégica favoreció el crecimiento. Modesto González, conocido como Emiliano, y su esposa Milagros transformaron el negocio en una tienda de comestibles combinada con bodega hasta 1977, cuando su hijo, Jesús González Domínguez, más conocido como Chucho, asumió la gestión.

Interior Chucho-Casa Emiliano (Reseña Francis Novotny en Google Mpas)
Interior Chucho-Casa Emiliano (Reseña Francis Novotny en Google Mpas)

Además, también desempeñó el papel de colegio electoral en los quintos comicios autonómicos y locales en la recuperada democracia después de la dictadura franquista. El motivo se debió a que un día antes de la convocatoria se tuvo que descartar la sede correspondiente por su escasa estabilidad.

Desde entonces, el negocio ha operado exclusivamente como bar, adaptándose sin perder la esencia y conservando elementos arquitectónicos originales, como las vigas de tea. La bodega ha sido un punto de encuentro para los vecinos, reconocimiento que le valió la “Medalla de Oro de la Isla” en 2019. De esta manera, desde la cuenta de Facebook de la administración del gobierno de la isla se lanzó una felicitación al establecimiento por este premio: “Ha sido desde su inauguración en 1899 un lugar de encuentro de los vecinos de #LaOrotava y hoy en día sigue manteniendo el espíritu del inicio y conservando la fidelidad de sus clientes, bien para catar algunos de sus vinos, o bien para compartir una animada partida de cartas o dominó”.

Una carta con sabores de la tierra

El bar Chucho se distingue por ofrecer una carta variada con platos de sabor y calidad excepcionales. Además, el restaurante se esmera en utilizar ingredientes frescos, garantizando así un sabor auténtico y contribuyendo al comercio local y sostenible. Aunque no tiene especialidades fijas, aseguran la frescura y la calidad en capa bocado con un repertorio culinario que reflejan la cocina canaria más genuina.

Los restaurantes de España que hacen las mejores tortillas de patatas, según la Guía Michelin.

En toda visita se debe probar su exquisita tortilla, bocadillos, hamburguesas o sandwiches. Cabe señalar que las porciones son generosas y los precios asequibles. Emilio, el alma del bodegón, y su equipo reciben a los clientes con una atención cálida y cordial, logrado ganarse el cariño de locales y visitantes.

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