El empresario que se inyectaba Ozempic y perdió 10 kilos: “Tiene efecto rebote si no cuidas las formas”

Ozempic, Wegovy, Saxenda... Cada vez hay más medicamentos que se venden como “milagros” para perder peso, aunque ninguno de ellos haya sido diseñado por los expertos en farmacia con este objetivo. Se comercializan como fármacos para adelgazar, pero en realidad son tratamientos para la diabetes cuya función es la de controlar los niveles de azúcar en sangre. De hecho, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha señalado que algunas farmacias han incurrido en prácticas irregulares al venderlo como un medicamento para adelgazar sin receta.

Ozempic, cuyo principio activo es la semaglutida, es el fármaco más extendido con el objetivo de “sufrir” uno de sus efectos secundarios: el de la pérdida de peso. Sin embargo, combatir el sobrepeso no es el único efecto adverso. Uno de los más comunes, según la AEMPS, es el desarrollo de trastornos gastrointestinales, entre los que se encuentran las náuseas, la diarrea, los vómitos y el estreñimiento. Las náuseas suelen ser más prevalentes al inicio del tratamiento y tienden a disminuir con el tiempo a medida que el cuerpo se adapta al medicamento. No obstante, en algunos pacientes estos síntomas pueden persistir y ser lo suficientemente graves como para interrumpir el tratamiento.

El dolor o las molestias abdominales también son relativamente comunes y pueden ser consecuencia directa de los efectos gastrointestinales mencionados. Al mismo tiempo, Ozempic puede inducir una reducción del apetito, lo cual, aunque beneficioso para el control del peso, puede llevar a una ingesta insuficiente de nutrientes en algunos casos. Pero hay más.

Otros efectos secundarios menos comunes, pero potencialmente serios son la pancreatitis, que incluyen dolor abdominal severo y persistente; la hipoglucemia derivada de los niveles bajos de glucosa en sangre cuando se utiliza en combinación con otros antidiabéticos, especialmente insulina o sulfonilureas; las reacciones alérgicas que pueden manifestarse como erupciones cutáneas, hinchazón de la cara, labios, lengua o garganta, y dificultad para respirar; o el agravamiento de problemas renales en pacientes con enfermedades renales preexistentes.

Todos estos efectos deben ser tenidos en cuenta antes de decidir usar un fármaco que puede resultar tan agresivo, y entre ellos, también se incluye el efecto rebote una vez se abandona la medicación. En una temporada pasada de Equipo de Investigación de La Sexta, Álvaro Gabarró, un empresario que utilizaba las inyecciones de Ozempic como método para adelgazar, decidió contar su experiencia: consiguió bajar los 10 kilos que engordó tras dejar de fumar, pero hay una sombra que le acompaña, “tiene efecto rebote si no cuidas las formas”: “Ahí es donde tengo que tomar la decisión: o me porto bien o me aplico Ozempic, que me ayuda a portarme bien”.

Cuando Gabarró comenzó el tratamiento pesaba 95 kilos mientras que en el momento de la entrevista estaba en 88. Eso sí, afirmó que, incluso, llegó a bajar a 85 kilos.“Aparte de la imagen corro más, me encuentro mejor, no estoy adormilado, estoy más fresco, estoy mejor”, asegura. “Cuando veo que me paso, digo bueno, pues visita al médico, receta y andando y otra vez analítica para ver que todo está bien y andando”, reconoció el empresario en su entrevista, que subrayaba que con este método perdía peso “sin métodos drásticos y sin sufrimientos de regímenes”. “Tampoco he sufrido muchos, pero cuando lo he intentado, pues me aburro y los dejo”, admite.