Polémica con los inhaladores de polvo seco y niebla fina: sociedades científicas recuerdan que el criterio medioambiental “no puede ser el único” en la prescripción

El Boletín Oficial de las Cortes Generales ha publicado de una proposición no de ley que recomienda utilizar estos dispositivos para reducir la huella de carbono

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Un hombre en casa con un inhalador en la mano (Freepik)
Un hombre en casa con un inhalador en la mano (Freepik)

Un grupo de sociedades científicas, asociaciones y federaciones, entre las que se encuentran la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), la Sociedad Española de Neumología Pediátrica (SENP) y la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), ha destacado la necesidad de adoptar las precauciones adecuadas en la prescripción de inhaladores, primando la estabilización y las preferencias de los pacientes.

Las sociedades médicas y científicas han firmado el comunicado ante la reciente publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales de una proposición no de ley (PNL) que recomienda utilizar inhaladores de polvo seco y niebla fina para reducir la huella de carbono en el sector sanitario en España.

Las sociedades, que apoyan la propuesta, reconocen la importancia “crucial” de adoptar medidas efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger el medio ambiente. No obstante, subrayab que aunque los inhaladores de polvo seco y niebla fina tienen una menor huella de carbono, el criterio medioambiental “no puede ser el único a la hora de prescribir un tratamiento inhalado”.

Por ello, recuerdan que en los casos de inicio de cualquier tratamiento inhalado ‘de novo’ es preceptivo que un profesional sanitario evalúe si el paciente puede utilizar correctamente el inhalador. La correcta técnica inhalatoria y una fuerza inspiratoria adecuada son cruciales para garantizar la eficacia del tratamiento y evitar el infratratamiento.

Además, en determinados pacientes con enfermedades respiratorias crónicas que se encuentren clínicamente estables, desaconsejan el cambio no controlado de inhaladores presurizados por inhaladores de polvo seco, especialmente aquellos con afecciones graves, debilidad muscular, incapacidad para generar un flujo inspiratorio adecuado, ausencia de coordinación, y, en general, todas aquellas ocasiones en las que es necesario emplear una cámara espaciadora de inhalación.

Primar las necesidades médicas

“En realidad, cualquier cambio de inhalador debería ser valorado de forma individualizada por un profesional sanitario, asegurando que el paciente pueda usar el nuevo dispositivo correctamente y mantenga la estabilidad de su condición respiratoria”, apuntan.

Así, en pediatría, resaltan que la indicación son los inhaladores presurizados con cámara de inhalación ya que los niños de menos de 6 años no deben ni pueden realizar los inhaladores de polvo seco. A partir de entonces, se puede cambiar bajo supervisión y educación médica del uso los inhaladores de polvo seco, señalan. En líneas generales, en caso de realizar un cambio de cualquier tipo de inhalador, sugieren que se debería realizar un control cercano para asegurar que la enfermedad respiratoria se mantenga estable y el tratamiento siga siendo eficaz.

Por último, las sociedades afriman que apoyan la realización de campañas de sensibilización sobre el uso correcto y racional de los inhaladores y la importancia del reciclaje adecuado de estos dispositivos, como se menciona en las enmiendas a la PNL. Esto no solo mejorará la adherencia al tratamiento, sino que también contribuirá a una gestión medioambiental responsable, concluyen.

*Información elaborada por Europa Press

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