Desarrollan un implante de hidrogel que trata la endometriosis y actúa de anticonceptivo

Las investigaciones en torno a la seguridad del fármaco continúan, pero todavía está lejos de comercializarse

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Investigación en un laboratorio (Shutterstock España)
Investigación en un laboratorio (Shutterstock España)

Desde la fabricación de lentillas o como desinfectante de manos, los hidrogeles son productos con una amplia variedad de usos. Un reciente descubrimiento científico acaba de añadir dos nuevas utilidades a estos geles: pueden ser un anticonceptivo y un tratamiento para la endometriosis. Así lo han demostrado un equipo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH) de Suiza en un estudio publicado en la revista Advanced Materials.

El objetivo inicial de la investigación era convertir un hidrogel en un nuevo tipo de anticonceptivo para mujeres. Sin embargo, el equipo se dio cuenta de que implantar un hidrogel para ocluir las trompas de Falopio también podría ayudar a prevenir la endometriosis, una afección que padecen el 10% de las mujeres y que provoca un dolor intenso en el útero, así como dificultad para lograr el embarazo.

“Descubrimos que el implante debía estar hecho de un gel extremadamente suave, de consistencia similar a una gominola, que no afectara al tejido nativo y no fuera tratado y rechazado como un cuerpo extraño”, explica el doctor Alexandre Anthis, autor principal del estudio. Una ventaja de los hidrogeles es que se hinchan al entrar en contacto con un líquido y, comenzando con una longitud de aproximadamente dos milímetros, alcanza hasta más del doble de su tamaño original una vez implantado en las trompas de Falopio.

El implante se realiza mediante un procedimiento no quirúrgico con un histeroscopio (un instrumento para inspeccionar la cavidad uterina) y actúa como una barrera tanto para los espermatozoides como para la sangre. “Nuestro implante de hidrogel se puede destruir fácil y rápidamente, ya sea con luz ultravioleta o con una solución especial, de modo que los receptores no tienen que someterse a una operación invasiva y de riesgo si deciden revertir el procedimiento”, ha explicado la investigadora Inge Herrmann.

Todavía lejos de comercializarse

El doctor Anthis afirma que uno de los mayores desafíos ha sido lograr el equilibrio adecuado entre estabilidad y degradabilidad, pues querían asegurar “que el implante fuera compatible y estable”. Para ello, los investigadores primero realizaron experimentos ex vivo en trompas de Falopio humanas (y de animales) que habían sido extirpadas durante un tratamiento de cáncer de ovario. Luego probaron su innovación en un cerdo vivo: después de tres semanas, el implante de hidrogel seguía en su lugar y no se observaron signos de reacción a cuerpos extraños.

Dado que la endometriosis es una enfermedad humana, es difícil determinar cómo se comportará el implante de hidrogel a largo plazo una vez colocado en las trompas de Falopio, especialmente cuando las receptoras realizan actividades físicas extenuantes, como el deporte. Además, todavía no está claro si el bloqueo de las trompas de Falopio por sí solo es suficiente para prevenir la endometriosis, por lo que aún está lejos de comercializarse este hidrogel.

“Hasta ahora, se han realizado muy pocas investigaciones en el punto en el que se unen la ciencia de los materiales, la ingeniería de procesos y la ginecología, pero se trata de un área de investigación de vital importancia. Esperamos que nuestro trabajo cuente como un paso significativo en la dirección correcta”, ha concluido Hermann.

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