Si los ojos son el espejo del alma, el pelo es el delator de nuestro estado de salud. Es más, muchas enfermedades se muestran en el aspecto de nuestro cabello, en su color o su fragilidad. Más allá de la estética, la salud capilar es un bastión de nuestro bienestar general, que incluye el cuidado y tratamiento del cabello, así como su protección y su reparación.
En ocasiones, hablar de pelo implica hacerlo de la ausencia de él. De hecho, España es el país con más hombres calvos del mundo, lo que ha propiciado un turismo capilar a Turquía, conocida por sus precios “low cost” en este tipo de tratamientos. De los 500.000 pacientes extranjeros que viajan anualmente al país euroasiático para recibir un tratamiento capilar, el 10% de ellos son españoles.
Sin embargo, para el doctor Carlos Caballero, especialista en salud capilar, el presente y el futuro de los injertos capilares se queda dentro de nuestras fronteras. El doctor Caballero es director médico de la clínica Insparya Marbella y, en una entrevista con Infobae España, aborda la situación actual de estos trasplantes, así como los mejores hábitos para cuidar de nuestro pelo.
Pregunta: ¿Cómo se realiza un trasplante capilar?
Respuesta: El trasplante capilar se basa en sacar unidades foliculares (la raíz) de la zona donante, que es la zona occipital (nuca) y lateral del cuero cabelludo. Puede oscilar entre las 1.000 y 4.000 unidades foliculares y se redistribuyen donde se necesiten, que suelen ser las entradas, la zona central, la coronilla... Si hablamos de la alopecia androgenética masculina, que es la más frecuente de todas, hay distintos grados. Con las mujeres hacemos exactamente igual: rasuramos un pequeño triángulo de la zona de atrás donde conseguimos sacar 2.000 o 2.500 unidades y las implantamos donde lo necesite. Normalmente, en las sienes, las entradas, la línea media del peinado, la frente...
P: ¿Por qué este pelo trasplantado no se cae?
R: El pelo trasplantado no se cae porque los folículos de la zona donante no tienen genética para ello, están preparados para permanecer toda la vida. La alopecia es pura genética.
P: Ahora la moda se inclina a favor de los hombres que llevan barba. ¿Se nota en los injertos?
R: Los injertos de barba son muy frecuentes, aquí en España lo hacemos mucho. En nuestra clínica hacemos dos o tres barbas a la semana. Realmente esto va por modas, ahora todos los hombres quieren tener barba y perfilarla, darle forma, poder afeitarla... Hacemos un dibujo que nace aquí en la articulación temporomandibular (ATM), que es la zona donde empieza el bigote, y damos forma. Hay quien solamente tiene huecos por rellenar y hay quien se reconstruye una barba entera. Es una intervención quirúrgica menor, con anestesia local. El paciente está completamente consciente y hablando con nosotros.
P: ¿Los viajes a Turquía para los trasplantes capilares forman ya parte del pasado?
R: Para mí Turquía es un riesgo por el “low cost”. La diferencia está en los precios. Yo no voy a cuestionar la forma de trabajar en Turquía porque tiene muy buenos profesionales, pero entre las miles de clínicas que allí proliferaron promovidas por el propio gobierno ha habido de todo. Las garantías del marco sanitario legal que hay en España y en Europa no se tienen allí, por eso la tendencia de irse a Turquía está bajando mucho.
P: ¿En qué medida el pelo es un reflejo de nuestra salud?
R: En general, nuestra salud se deteriora cuando liberamos mucho cortisol, que es la hormona del estrés. Esta sustancia oxidativa deteriora las arterias y acelera la caída de ese pelo que estuviera genéticamente programado para caerse. Porque la alopecia androgenética es eso: genética. Es un patrón familiar que se va a expresar tarde o temprano. La mala alimentación, dormir poco, el estrés o la ansiedad son aceleradores de la caída del pelo, pero no son el causante en sí mismo. Entonces, la salud se refleja en un buen estado del folículo piloso.
P: ¿Cómo ha de ser el ritual de cuidado del pelo?
R: Todos tenemos necesidad de ducharnos todos los días, como es lógico, pero podemos ducharnos sin lavarnos la cabeza. Lo más saludable es lavarse la cabeza tres o cuatro veces a la semana. Si nos la lavamos, por ejemplo, una vez a la semana, va a darse un exceso de producción de sebo. Hablamos de las típicas dermatitis seborreica que dan el pelo grasiento que cuando se seca y se descama dan mucha caspa, pueden dar picor, irritación...
Si por el contrario abusamos de la higiene lavándonos la cabeza todos los días, estamos acabando con el cuero cabelludo. El exceso de humedad residual que queda en el cuero cabelludo por un exceso de lavado altera el nicho de la flora saprófita, las bacterias buenas. La humedad altera las condiciones del pH del cuero cabelludo y debilita el folículo.
Puestos a comprar un champú en la calle, que sea siempre de farmacia, porque sabes que lo que dice allí es verdad. Consigue unos filtros sanitarios y unos controles de calidad que no los tiene un supermercado. Luego, la mejor forma de secarnos la cabeza es con el secador en modo frío y separado unos 30 centímetros.