Sufrir calor extremo durante el embarazo puede provocar problemas de salud en el bebé

Son varios los estudios que asocian las altas temperaturas con un mayor riesgo de que el bebé desarrolle enfermedades cardíacas o neumonías, entre otras

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Una mujer embarazada sufriendo la calor del verano (Imagen de archivo de Infobae)
Una mujer embarazada sufriendo la calor del verano (Imagen de archivo de Infobae)

El cambio climático es actualmente una de las mayores amenazas a nivel mundial para la salud pública, siendo el calentamiento global uno de los motivos claves. Las recientes investigaciones al respecto ya apuntan a que el aumento de las temperaturas está vinculado a un deterioro significativo de la salud, especialmente en poblaciones vulnerables como mujeres embarazadas y niños.

Ya son varios los estudios que sostienen que la exposición al calor incrementa el riesgo de parto prematuro y muerte fetal, y las nuevas investigaciones continúan revelando vínculos preocupantes con resultados adversos para las madres y sus bebés, incluyendo anomalías congénitas, hipertensión durante el embarazo y bajo peso al nacer debido al aumento del calor.

Una área que ha recibido menos atención es el efecto a largo plazo que la exposición al calor durante el embarazo puede tener sobre el bebé. Por ello, un equipo de investigadores de la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo (Sudáfrica) puso el foco en esta cuestión, encontrándose con unos hallazgos tan esclarecedores como preocupantes: los bebés que padecieron un calor excesivo antes de nacer sufren las consecuencias a lo largo de su vida.

La medida más común del calor es la temperatura promedio del aire, aunque algunos estudios han utilizado medidas más complejas que se ajustan a la humedad y otros factores que influyen en la percepción del calor. Esta investigación se ha centrado en definir los niveles peligrosos de calor para las mujeres embarazadas, probablemente influenciados por la localización, el contexto y las vulnerabilidades individuales.

Los científicos revisaron 29 estudios que abarcan más de 100 años, lo que les permitió observar los efectos a lo largo de la vida de una persona. Algunos estudios siguieron de cerca los embarazos para observar posibles efectos nocivos en el niño, mientras que otros se basaron en registros de población que permitieron a los investigadores estimar la exposición al calor en el útero.

Los efectos nocivos que se encontraron fueron un mayor riesgo de enfermedades cardíacas e hipertensión, así como asma y neumonía infantil. Además, se estimó que los riesgos de neumonía infantil aumentaban en un 85% por cada grado Celsius de aumento de temperatura durante el embarazo. Muchos estudios también han demostrado vínculos con enfermedades mentales, incluido un mayor riesgo de trastornos alimentarios y esquizofrenia.

Estas consecuencias variaban según la región, pues en algunos países de África el riesgo de desnutrición en los niños aumentaba con la exposición al calor durante el embarazo. En Estados Unidos, se encontró una relación con el aumento del riesgo de obesidad. Estos efectos parecen culminar en una asociación con una menor esperanza de vida, ya que las personas expuestas a mayor calor en el útero morían más jóvenes.

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Posibles vías del efecto del calor durante el embarazo

La investigación de la Universidad de Witwatersrand sugiere que los efectos del calor durante el embarazo en el feto probablemente ocurren a través de múltiples vías, como empeorando la salud de la madre a través de enfermedades como la preeclampsia y la diabetes; afectando directamente el desarrollo del bebé, especialmente el sistema nervioso (el calor puede causar defectos de nacimiento); aumentando el riesgo de parto prematuro y otros problemas en el momento del nacimiento; o alterando el ADN del feto mediante cambios en la firma epigenética, un mecanismo evolutivo que permite adaptarse rápidamente al entorno activando y desactivando genes.

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