Las olas de calor, caracterizadas por episodios de temperaturas extremadamente altas, representan un serio riesgo para la salud pública. Así, con la llegada del verano, se encienden todas las alarmas. En este estado, estos periodos pueden provocar importantes problemas de salud. Las afecciones van desde dermatitis, edemas, quemaduras solares e insolación, hasta calambres y síncope por calor. En situaciones más severas, las altas temperaturas pueden llevar al agotamiento por calor o incluso al golpe de calor, una condición potencialmente mortal que puede dejar graves secuelas en quien la sufre.
Los principales riesgos asociados al calor se agravan con determinados factores personales como la edad avanzada, especialmente en personas mayores de 65 años, lactantes y niños menores de 4 años, así como mujeres embarazadas. Las personas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias, mentales o con patologías médicas previas también tienen un mayor riesgo de sufrir los efectos de las altas temperaturas.
Adicionalmente, los factores ambientales, laborales o sociales juegan un papel crucial. De este modo, las personas que viven solas, en la calle o en condiciones socioeconómicas desfavorables son también más vulnerables.
Los mejores consejos para evitar los efectos del calor
Ante la inminente llegada del verano, es previsible que se produzcan varias olas de calor a lo largo de los próximos meses. Ante esta situación, El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), ha dado los siguientes consejos:
- La previsión es el primer paso. Para enfrentar de manera efectiva las elevadas temperaturas y la humedad, es fundamental mantenerse informado sobre las previsiones meteorológicas diarias y semanales. Esto facilita la planificación adecuada de actividades al aire libre. En este sentido, es esencial disponer en el hogar de un botiquín de emergencia equipado con elementos básicos como sobres de sales de rehidratación oral, un termómetro, botellas de agua, toallas o paños de refrigeración húmeda, además de un ventilador o nebulizador portátil. También se recomienda tener una lista de comprobación para reconocer y manejar los síntomas del estrés térmico.
- Por otro lado, ante la amenaza de una ola de calor, es importante mantener fresco tu hogar. Así, durante las horas más cálidas del día, es aconsejable cerrar cortinas o bajar persianas para minimizar el calor en los hogares, abriendo las ventanas por la noche para permitir que el aire fresco circule. Asimismo, se recomienda el uso de ventiladores o sistemas similares.
- De cara a protegerse de las altas temperaturas, es muy importante evitar la exposición al sol en la medida de lo posible. Por ello, si se puede evitar, lo idea es no salir a la calle durante los momentos más calurosos. En paralelo, es fundamental utilizar sombreros y crema solar cada vez que se salga.
- Por último, es necesario mantener el cuerpo fresco e hidratado. Para ello es esencial beber agua a intervalos regulares y sin esperar a tener sed. Se recomienda vestir ropa ligera y holgada, preferiblemente de algodón, que ayuda a reducir las erupciones cutáneas y absorber el sudor. Además, es útil llevar siempre una botella de agua y una toalla pequeña, la cual se puede humedecer y colocar en el cuello para refrescarse.