El síntoma común de un paro cardíaco que se suele ignorar y del que advierten los cardiólogos

Sufrir de bendopnea aumenta significativamente el riesgo de mortalidad, según los últimos estudios

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Monitor de presión arterial (Shutterstock)
Monitor de presión arterial (Shutterstock)

En ocasiones, nuestro cuerpo nos envía señales de que algo no va bien. Signos de alerta que nos ponen en sobre aviso de que estamos en riesgo de sufrir alguna enfermedad o condición, por lo que es importante saber detectarlos a tiempo. Uno de los síntomas de que estamos en riesgo de sufrir un paro cardíaco es la bendopnea, que es la dificultad para respirar que se siente al inclinarnos hacia adelante, por ejemplo, para atarnos los cordones.

Ahora, una investigación presentada en la Asociación de Insuficiencia Cardíaca de la Sociedad Europea de Cardiología (HFA-ESC) 2024 y publicada en la European Journal of Preventive Cardiology reveló que los pacientes con insuficiencia cardíaca descompensada que experimentan bendopnea al ser dados de alta del hospital parecen tener un riesgo significativamente mayor de mortalidad por todas las causas en un plazo de dos años.

“La bendopnea se puede evaluar mediante un examen simple y no invasivo”, ha afirmado el doctor Taisuke Nakade, investigador principal y profesor del Departamento de Biología y Medicina Cardiovascular de la Facultad de Medicina de la Universidad Juntendo en Tokio, quien señaló que la asociación con la mortalidad es “independiente de otros factores pronósticos conocidos”.

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Este análisis sigue a un estudio publicado en The New England Journal of Medicine por cardiólogos de Texas (Estados Unidos) que descubrió que casi un tercio de los pacientes con insuficiencia cardíaca avanzada remitidos a su laboratorio de cateterismo cardíaco tenían bendopnea. Los investigadores observaron que estos pacientes estaban más enfermos, lo que sugiere que podrían necesitar un ajuste de sus medicamentos o una evaluación adicional para una terapia avanzada para la insuficiencia cardíaca.

El equipo japonés investigó así prevalencia, las características clínicas y el valor pronóstico de la bendopnea en pacientes mayores hospitalizados por insuficiencia cardíaca mediante dos estudios prospectivos completados recientemente, FRAGILE-HF y SONIC-HF. Los pacientes con bendopnea eran más propensos a ser mujeres, tener un índice de masa corporal más alto y ser diagnosticados con enfermedad cardíaca de Clase III o IV de la New York Heart Association. También tenían más probabilidades de tener una fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 50% o más y era menos probable que hubieran sido tratados con un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina o un bloqueador del receptor de angiotensina.

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Durante los 2 años de seguimiento, el 38,7% de los pacientes con bendopnea en la cohorte FRAGILE-HF fallecieron, en comparación con el 20,7% de los que no la padecieron. En la cohorte SONIC-HF, la mitad de los que padecían bendopnea murieron, en comparación con el 20,6% de los que no la padecían. El análisis de riesgos proporcionales de Cox de la mortalidad por todas las causas reveló que, después del ajuste por factores potencialmente confusos, la bendopnea se asoció con un riesgo significativamente mayor de muerte, con un índice de riesgo de 2.11 en FRAGILE-HF y 4.20 en SONIC-HF.

Sin embargo, el mecanismo subyacente al vínculo entre inclinarse hacia adelante y la dificultad para respirar aún no está claro. Podría tratarse de un desafío de volumen, ya que al inclinarse, se cambian los volúmenes corporales, similar a la maniobra de Valsalva o las elevaciones pasivas de piernas realizadas en la clínica. La prueba de bendopnea es atractiva porque es “muy simple y muy práctica”. No cuesta nada y no tiene efectos secundarios, lo que podría ser especialmente valioso para los cardiólogos que trabajan en lugares sin mucha infraestructura sanitaria.

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