El pasado 30 de mayo, el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid publicó por fin la orden para que se puedan convocar elecciones que nombren a los 16 vocales que formarán parte del Pleno del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Madrid, un Consejo que luego votará quién es el nuevo presidente que dirigirá el futuro de los viticultores madrileños. El actual, Antonio Reguilón, no seguirá. Ni el Gobierno regional presidido por Isabel Díaz Ayuso lo quiere en el puesto, ni él quiere continuar tras llegar al cargo en diciembre de 2016 y llevar casi cuatro años con el mandato caducado. Las aguas bajan revueltas en un sector muy especializado que cuenta con 54 bodegas que producen una media de cuatro millones de botellas anuales. No hay que olvidar que Madrid es la única capital del mundo que da nombre a una Denominación de Origen.
Reguilón comunicó este jueves en un Pleno que se va, que no va a luchar por encabezar una candidatura alternativa a la oficial patrocinada por la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Comunidad de Madrid, que al parecer quiere como presidente a un bodeguero de Colmenar de Oreja. Y es que las bodegas madrileñas están divididas en torno a la figura de Reguilón, exalcalde del PP hace muchos años en la localidad de Fresnedillas de la Oliva. En julio de 2023, 22 bodegas solicitaron al Gobierno regional en una carta por escrito que se celebrasen de una vez por todas elecciones y que hubiera un cambio de rumbo al frente del Consejo. “Es necesario encargar una auditoría de las cuentas del Consejo Regulador y potenciar la Denominación de Origen. Muchas hectáreas se están abandonando y no hay relevo generacional”, explica uno de los firmantes de la carta, que pide anonimato. Y es que nadie quiere hablar con su nombre y apellidos.
Una cooperativista que apoya la gestión de Reguilón señala, en cambio, que el problema es que el todavía presidente destapó la Caja de Pandora y comunicó al Director General de Agricultura, Ángel de Oteo, que algunas bodegas estaban trayendo uvas de fuera de Madrid para hacer vino con Denominación de Origen, algo que no está permitido. Todo empezó cuando Reguilón encargó a AyC Consultores una auditoría interna (que terminó el año pasado) para comprobar si las bodegas que hacen vino con denominación cumplían con los requisitos de la norma UNE-En ISO 17065 y podían certificar así sus productos, procesos y servicios. Los resultados no fueron los esperados. Porque sí se detectó que se traía uva de fuera de Madrid
El origen de la uva
Este diario ha contactado con Antonio Reguilón para preguntarle si es verdad que algunas bodegas madrileñas están cometiendo irregularidades, trayendo uva foránea para hacer vinos DO de Madrid. “No quiero hacer comentarios. Mi etapa en el Consejo Regulador ha terminado”, se limita a decir. Lo que vino a decir esa auditoría, señala otro bodeguero que también pide el anonimato, es que “en muchas bodegas no es posible identificar el origen de la uva en sus depósitos y que muchos bodegueros podrían estar usando uva de fuera de Madrid y hacerla pasar por Denominación de Origen”. Infobae España ha podido contactar con los responsables de esta auditoría y hacerles algunas preguntas:
- ¿Ha entrado uva de fuera? “Sí”
- ¿Se ha utilizado para vino que no es Denominación de Origen? “Sí”.
- ¿Se ha usado para vino con Denominación de Origen? “Es posible”.
La cuestión, explica un veterano bodeguero, es que no se puede usar uva foránea para que bodegas madrileñas hagan vinos que ni siquiera tengan la Denominación de Origen de Madrid (obviamente tampoco los que tengan la Denominación), porque el reglamento en vigor desde 1990 (Artículo 23.1) y el Pliego de Condiciones (Punto 8) que regulan los Vinos de Madrid prohíben la entrada de uva foránea en bodegas que elaboran vinos Denominación de Origen, sea cual sea el uso previsto para esa uva. Según ese pliego, “en las bodegas inscritas en los distintos registros no podrá realizarse la elaboración, almacenamiento o manipulación de uvas, mostos o vinos obtenidos de superficies vitícolas situadas fuera de la zona de producción de la denominación”. La fuente antes consultada asegura que “hay fraude y se está estafando al consumidor”.
“Todo esto hay que demostrarlo”, asegura un bodeguero en contra de la gestión de Reguilón. “Los técnicos de la Dirección General de Agricultura analizan la trazabilidad de la uva que usamos, dónde y cuándo la has cultivado o comprado y para qué producción se ha utilizado”.
Este diario ha preguntado a la Consejería si tenía conocimiento de que alguna bodega madrileña esté usando uva foránea para embotellar vino con DO de Madrid. “No. Las inspecciones de la Dirección General de Agricultura y Alimentación no recogen este aspecto, pudiendo trasladar total tranquilidad a los consumidores de que la DO Vinos de Madrid se elabora con uva exclusivamente de Madrid”. ¿El Consejo Regulador ha trasladado a la Consejería la posible existencia de estas irregularidades? “No. Si existieran, el Consejo Regulador es el competente en actuar y trasladarlo a la Dirección General formalmente”. Es decir, que todo es correcto, según la Consejería.
Nuevo informe
El problema es que el Consejo Regulador llegó a encargar otra auditoría sobre la certificación y control de calidad de la Denominación de Origen Vinos de Madrid a la consultora Gutiérrez Labrador. Una de sus conclusiones es la “emisión de No Conformidad (NC) por entrada de uva foránea, sin repercusión en las bodegas respecto a su certificado. Esta situación es especialmente grave, porque es una práctica aceptada por parte del equipo técnico del Consejo y extendida a varias bodegas. Ha sido una actuación evaluada y confirmada en la inspección realizada por la Consejería, si bien, no parece tener consecuencias”. “Sin repercusión en las bodegas respecto a su certificado” quiere decir que no se ha iniciado ningún procedimiento sancionador en las bodegas en las que se ha detectado esa entrada de uva foránea, ni por parte del equipo técnico del Consejo Regulador, ni, lo que es más grave, por parte de la Administración. Alguien miente en esta historia.
José Luis García, diputado socialista en la Asamblea de Madrid, recuerda que aunque el Consejo Regulador es un órgano desconcentrado de la Administración, es decir, un órgano independiente, “su vicepresidente es el director general. El descontrol es absoluto y él es el último responsable de lo que está pasando. El problema es que se tenían que haber convocado elecciones mucho antes”, señala. Hay que destacar que el Consejo Regulador recibe de subvención pública en torno a 460.000 euros. La Consejería recalca que por fin ya se han convocado esas elecciones y “el nuevo equipo continuará trabajando pertinentemente para comprobar el cumplimiento estricto de la normativa y seguir impulsando la calidad y la comercialización de los vinos de Madrid”. Reconociendo, por tanto, que habrá un nuevo equipo al frente del Consejo.
Ángel de Oteo, director general de Agricultura, compareció hace unas semanas en la Asamblea y fue muy crítico con la actual presidencia del Consejo Regulador, ya que aseguró que no pudo convocar elecciones porque, cuando solicitó un censo y preguntó cuantas hectáreas había de DO de Madrid, “me dijeron entre 2.000 y 6.000. En la época del Big Data no hay Data”, dijo irónicamente. Señaló que hasta el mes pasado no tuvo los datos exactos: hay 5.989 hectáreas de viñedos en Madrid, con 2.760 viticultores: 1.435 en la zona de Arganda, 945 en San Martín de Valdeiglesias, 348 en Navalcarnero y 23 en El Molar. Los que podrán votar a los vocales del nuevo Consejo Regulador. Otro bodeguero consultado asegura que “peligra el viñedo madrileño si no cuidamos la Denominación de Origen, que es la tercera Denominación más vendida en toda la comunidad tras Ribera y Rioja. Algunos están metiendo uva fuera de Madrid”, sentencia.