Qué es la miastenia gravis, la enfermedad que provoca debilidad muscular, visión doble y caída de párpados

Aunque hay tratamiento para la miastenia, en algunos casos el cuadro clínico puede empeorar hasta poner en peligro la vida del paciente y hasta requerir una intervención quirúrgica

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Para 2021, se registraron 959 casos de miastenia gravis, con una prevalencia más alta en mujeres (641 casos) en comparación con los varones (315 casos). (Foto: Minsa)
Para 2021, se registraron 959 casos de miastenia gravis, con una prevalencia más alta en mujeres (641 casos) en comparación con los varones (315 casos). (Foto: Minsa)

Las enfermedades autoinmunes, son aquellas en la que el sistema inmunológico, una compleja red celular y de órganos que defienden nuestro cuerpo frente a amenazas exógenas, atacan en vez de eso a nuestro propio organismo. Esto sucede porque dicho sistema pierde la capacidad de distinguir las cosas que ya estaban y las cosas que han llegado desde fuera, lo que a la postre, supone un ataque a nuestro cuerpo, cuyos daños dependen del tipo de patología de la que se trate.

De entre los más de 80 tipos conocidos de enfermedades autoinmunes, se encuentra la miastenia gravis, cuyo Día Internacional se ha celebrado esta semana. Según la Clínica Universidad de Navarra, esta enfermedad se produce en “la unión neuromuscular”, lo que “significa que es nuestro propio organismo el que ataca a la célula muscular, en concreto a los receptores de acetilcolina y estructuras relacionadas, por lo tanto, se dificulta la activación del músculo”.

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Síntomas de la miastenia

Esta enfermedad puede mostrar un cuadro clínico muy diferente dependiendo del paciente, aunque es habitual ver cómo se concentra en los ojos la zona de los ojos. Los síntomas más habituales son la debilidad y la fatigabilidad muscular, es decir, que más allá del cansancio el paciente note también una pérdida de fuerza, alteraciones de la visión o del párpado. Además, en caso de tener esta patología, será evidente que dicha fatiga empeora a lo largo del día con la actividad física.

De este modo, si no se aplica un tratamiento adecuado, la miastenia puede ir avanzando de forma progresiva, alcanzando su máxima sintomatología transcurridos unos dos años, aunque en algunos casos la patología se resuelve de manera espontánea.

Sin embargo, lo cierto es que este síntoma puede darse en más partes del cuerpo, iniciándose por ejemplo en los músculos de las extremidades, de forma asimétrica, o en la garganta, con problemas para pronunciar palabras o para ingerir alimentos, así como para respirar. De hecho, la parte más crítica de la dolencia se puede dar si esta compromete a los músculos del sistema respiratorio, originando lo que se conoce como “crisis miasténica”.

Qué provoca la enfermedad

La miastenia es una enfermedad poco frecuente, pero que puede afectar a personas de todas las edades. De hecho, existe también la miastenia congénita, provocada por un fallo genético. No obstante, la mayor parte de las pacientes son mujeres de cualquier raza por debajo de los 40 años.

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Por otro lado, es muy común asociar esta enfermedad, junto con otro tipo de dolencias autoinmunes como el hipotiroidismo, con ciertos problemas en el funcionamiento del timo. Este es, tal y como explican desde la Clínica Universidad de Navarra, “un órgano inmunológico que tiene importancia en la infancia y con el tiempo va desapareciendo”. Además, se conoce que de los anticuerpos con más incidencia en el ataque a nuestros tejidos destaca el anti-receptor de acetilcolina.

Tratamiento

La miastenia gravis se puede tratar o bien de forma sintomática o a través de inmunosupresores. El primer método no servirá para acabar con la enfermedad, pero sí para aliviar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes al tomar, por ejemplo, anticolinesterásicos que ayuden a conservar los niveles de acetilcolina y ayudar al músculo.

En el caso del segundo método, en la actualidad contamos con un amplio espectro de inmunosupresores, como los corticoesteroides, la ciclofosfamida o los anticuerpos monoclonales, que se podrán utilizar dependiendo del cuadro clínico que se presente. En algunos casos, si hay células malignas en el timo, se puede proceder a una intervención quirúrgica para extirpar el timo.

Recientemente, Laura fue diagnosticada con esclerosis múltiple. Sin embargo, no deja que esta enfermedad degenerativa le interrumpa su día a a día.
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