España, considerada uno de los países más vulnerables al cambio climático de Europa, está registrando un notable incremento en las temperaturas. Según el portal meteorológico Eltiempo.es, los meses de junio, julio y agosto serán más cálidos de lo habitual, con las olas de calor, incendios y noches tropicales volviéndose cada vez más frecuentes. Incluso este verano, en el interior peninsular, se esperan anomalías de temperaturas que podrían alcanzar hasta 2ºC por encima de lo normal.
Las olas de calor se han convertido en un evento recurrente durante los últimos años en España, por ello, los expertos siempre avisan de que es muy importante estar bien protegido, para evitar disgustos como los que pueden acarrear la deshidratación o el golpe de calor.
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Deshidratación
La deshidratación es un trastorno frecuente que se produce cuando el cuerpo no recibe la cantidad adecuada de líquidos necesarios para su correcto funcionamiento. Como explican desde Farmacias Vivo, hay varias causas que pueden desencadenar este problema, como el insuficiente consumo de agua, la sudoración excesiva, y enfermedades que causen vómitos o diarrea.
Entre los síntomas más comunes asociados a la deshidratación se encuentra una intensa sed, que suele ser uno de los primeros signos de alerta. Además, la boca y los labios secos, debido a una reducción en la producción de saliva, pueden indicar la falta de líquidos en el organismo. Otro síntoma relevante es la orina oscura, un signo de que el cuerpo está concentrando los desechos al no tener suficiente agua.
La deshidratación también puede provocar fatiga y debilidad muscular. Esto sucede porque los músculos y órganos no están recibiendo la cantidad de agua necesaria para su funcionamiento óptimo. Asimismo, pueden presentarse mareos y desmayos, ya que la circulación sanguínea se ve comprometida por la falta de líquidos, llevando a una disminución del suministro de oxígeno al cerebro.
La gravedad de la deshidratación puede variar. En casos leves, es suficiente con beber agua y consumir otros líquidos hidratantes como zumos de frutas naturales. Sin embargo, en casos severos, puede ser indispensable buscar ayuda médica para reponer los líquidos y electrolitos perdidos.
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Golpe de calor
Por su parte, la insolación, popularmente conocido como golpe de calor, es una urgencia médica resultante de una exposición prolongada a altas temperaturas, que provoca un sobrecalentamiento del cuerpo y la incapacidad de regular su temperatura. Aunque puede afectar a todo el mundo, las personas mayores, niños, personas con alguna enfermedad crónica como hipertensión, cardiopatía o diabetes, son los que principalmente deben protegerse.
La insolación puede manifestarse con síntomas que varían desde leves a severos y pueden desarrollarse rápidamente en condiciones de calor extremo. Los calambres musculares son uno de los primeros signos, especialmente durante actividades físicas en climas cálidos. Estos calambres suelen ir acompañados de una sensación repentina de debilidad y fatiga, incluso sin esfuerzos intensos.
El golpe de calor también puede provocar cambios neurológicos, como mareos y desorientación, afectando la función cerebral. También es común el malestar estomacal, con síntomas de náuseas y, en algunos casos, vómitos. La piel puede sentirse caliente al tacto y mostrar enrojecimiento debido a la dilatación de los vasos sanguíneos, en un intento del cuerpo por disipar el calor.
En situaciones extremas, los afectados pueden sufrir convulsiones y entrar en coma. Habitualmente, el golpe de calor no supera las seis horas, pero en los casos más graves puede prolongarse hasta 24 horas, con riesgo de causar la muerte.