Una planta originaria de la India, valorada desde hace milenios por sus beneficios para la salud, está despertando un interés reciente en la comunidad científica. Se trata de la moringa, un árbol que, desde las hojas hasta las semillas, tiene beneficios específicos para la salud humana.
La doctora Debra Rose Wilson, profesora en la Universidad Estatal Austin Peay de Tennessee (Estados Unidos) y especialista en salud holística, ha recogido todos las propiedades de esta planta en un artículo para Medical News Today.
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Las hojas y semillas de moringa son ricas en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, como la vitamina A, la vitamina C, la vitamina E y los polifenoles, unos compuestos esenciales para la salud de la piel, ya que combaten los radicales libres que pueden causar daño celular y envejecimiento prematuro. La vitamina C, en particular, es crucial para la producción de colágeno, una proteína que mantiene la piel firme y elástica.
Además, el aceite de semilla de moringa se utiliza en cosméticos gracias a sus propiedades hidratantes y nutritivas. Su contenido en ácidos grasos ayuda a mantener la piel suave y bien hidratada, y su aplicación regular puede reducir la apariencia de líneas finas y arrugas. En cuanto al cabello, la moringa proporciona nutrientes esenciales que lo fortalecen y puede prevenir la caída y promover el crecimiento saludable.
Más allá de lo estético, esta planta almacena compuestos, como la silimarina y la quercetina, que protegen al hígado del daño inducido por toxinas. Así, pueden contribuir a la reducción de los niveles de enzimas hepáticas elevadas, indicativas de daño hepático, y mejorar la función hepática en general. Gracias a sus propiedades antiinflamatorias, pueden prevenir la inflamación crónica del hígado, una condición que puede conducir a enfermedades hepáticas graves, como la cirrosis y el cáncer de hígado.
Sus compuestos bioactivos, como los glucosinolatos y los isotiocianatos, son conocidos por sus propiedades anticancerígenas, pues son capaces de inducir la apoptosis (muerte celular programada) en células cancerosas y prevenir su proliferación. Además, los antioxidantes presentes en la moringa combaten el estrés oxidativo, que está vinculado al desarrollo de cáncer.
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Aquellas mismas habilidades antiinflamatorias son efectivas para combatir los edemas, que es la hinchazón causada por la acumulación excesiva de líquidos en los tejidos del cuerpo. Los flavonoides y los antioxidantes presentes en esta planta pueden ayudar a reducir la inflamación y mejorar la circulación sanguínea, facilitando la eliminación de líquidos retenidos. El uso de la moringa para tratar el edema puede ser una alternativa natural a los medicamentos diuréticos tradicionales, a la vez que ofrece una solución sin efectos secundarios significativos.
Tradicionalmente, la moringa se ha utilizado para tratar una variedad de problemas digestivos, incluyendo el estreñimiento, la gastritis y la colitis ulcerosa. Y es que sus altos niveles de fibra en las hojas mejoran la digestión y promueven la regularidad intestinal, además de aliviar los síntomas de afecciones como la enfermedad inflamatoria intestinal.