Durante muchos meses, Andrea Levy fue objeto de múltiples críticas, burlas y memes en redes sociales por los fallos que cometía en sus discursos. Muchas eran las personas que le acusaban de no saber leer, de acudir “de fiesta” o llegar a plantearse “si estaba borracha”. El veredicto de la calle fue implacable con ella.
La presión le pasó factura a la política del Partido Popular y se pronunció tras la viralidad de su intervención. Confesó que padecía una enfermedad llamada fibromialgia que reducía su calidad de vida y destacó que había “un límite para la ridiculización”.
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Levy se ha sentado con Jon Sistiaga en Otro Enfoque para hablar sobre esta situación a la que se tuvo que enfrentar y sobre la ‘cara B’ de las benzodiacepinas. La popular estuvo enganchada a ellas durante mucho tiempo debido al dolor que padecía, que más tarde resultó ser fibromialgia.
¿Qué es la fibromialgia?
La fibromialgia, como detalla la Clínica Universidad de Navarra, es una condición crónica y compleja que causa dolores generalizados y un agotamiento profundo. Afecta principalmente a los tejidos blandos del cuerpo. Se desconocen los mecanismos por los que se produce y por ello no se encuentran alteraciones en los análisis o en los estudios de imagen que permitan establecer el diagnóstico.
Para Levy, una de las peores consecuencias de esta patología es que le cuesta conciliar el sueño. “No es aquello de que duermo mal, no, directamente no bajo a la fase REM”, le contaba al entrevistador. “Durante mucho tiempo pensé que sólo lo podía llegar a conciliar el sueño mediante una pastilla. Luego una ya no servía, eran dos, luego dos tampoco. Porque lo que no te dicen es la cara B de las benzodiacepinas y la cara B aparece, antes o después”, confesaba.
¿Qué son las benzodiacepinas?
Las benzodiacepinas son un tipo de medicamento que se usa para aliviar la ansiedad. Aunque también se usa para relajar los músculos y prevenir crisis convulsivas. Estas pastillas aumentan el efecto de una sustancia química en el cerebro llamada GABA, que es un neurotransmisor. Esto provoca que la actividad nerviosa se haga más lenta, explica la web del National Cancer Institute.
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En ocasiones, apunta el Instituto Hipócrates, son utilizadas para paliar los efectos del síndrome de abstinencia del alcohol y la epilepsia. Asimismo, actúan como depresores del sistema nervioso central, como también lo hacen el alcohol, el cannabis o la heroína. Su consumo es peligroso, ya que, producen dependencia y abstinencia, por lo que son una de las sustancias más consumidas entre las personas que buscan ayuda para tratar su adicción a las drogas.
Efectos secundarios de las benzodiacepinas
Algunos de sus efectos secundarios más habituales son:
- Somnolencia, sobre todo, durante los primeros días del tratamiento
- Debilidad, aturdimiento, confusión, mareo, inestabilidad y pérdida de la orientación
- Lentitud en el habla, sequedad en la boca, náuseas, dolores de cabeza, dificultades de la memoria, estreñimiento y visión borrosa
La exdiputada en el Parlamento de Cataluña asegura que sus efectos aparecen “antes o después”. “Ya sea generándote pérdidas de memoria, blackouts o como me sucedió a mí. Creé tal nivel de tolerancia, que yo decía qué más da tres o cuatro. Llegaba un momento que el efecto deseado no se conseguía”, recuerda.