Cómo hacer un lavado nasal a un bebé de forma correcta

Es una práctica efectiva y muy segura para eliminar la congestión nasal de los bebés, aunque antes de hacerse siempre debe consultarse con el pediatra

Guardar
Lavado nasal de un bebé (Shutterstock)
Lavado nasal de un bebé (Shutterstock)

La congestión nasal en los bebés puede dificultar su alimentación y sueño, además de aumentar su incomodidad y malestar, por lo que lavados nasales son una manera efectiva de eliminar el exceso de moco y mantener las vías respiratorias despejadas. Realizar un lavado nasal a un bebé es una práctica común entre los padres para ayudar a aliviar la congestión nasal y mejorar la respiración del bebé, pero es importante realizar este procedimiento de manera segura y efectiva para evitar posibles complicaciones.

Antes de comenzar el procedimiento, es importante reunir todos los materiales necesarios. Estos pueden incluir suero fisiológico o solución salina, una jeringa de 5 mililitros, gasas estériles, empapadores y un pañuelo para limpiar al bebé si es necesario. La Academia Americana de Pediatría recomienda que “antes de realizar un lavado nasal, asegúrate de tener todo preparado y a mano. Esto evitará tener que dejar al bebé solo durante el procedimiento”.

Te puede interesar: Qué es la gripe aviar y por qué causa una “gran preocupación” en la OMS: síntomas y factores de riesgo

Siguiendo las indicaciones y recomendaciones de los pediatras de la Clínica Mayo, los pasos a seguir para realizar un lavado nasal de forma efectiva y segura a un bebé son los siguientes:

  1. Posiciona al bebé de forma segura y cómoda sobre una superficie plana, como una mesa para cambiar pañales o el regazo del cuidador. Es importante que el bebé esté calmado y relajado durante el procedimiento.
  2. Limpia suavemente el exterior de las fosas nasales del bebé con una gasa húmeda para eliminar los mocos secos y cualquier suciedad.
  3. Llena la jeringa con suero fisiológico o solución salina y coloca la punta en uno de los orificios nasales del bebé. “Al administrar el suero, asegúrate de mantener el otro orificio nasal abierto para permitir que el líquido fluya libremente y evitar la irritación del tímpano”.
  4. Inyecta suavemente el suero en la nariz del bebé mientras mantienes una presión constante y suave en la jeringa. Evita hacerlo con demasiada fuerza para no causar molestias al bebé.
  5. Una vez administrado el suero en un lado de la nariz, gira suavemente la cabeza del bebé hacia el otro lado y repite el proceso en el otro orificio nasal.

Te puede interesar: Los efectos secundarios de los antihistamínicos, los medicamentos para combatir las alergias

Después de completar el lavado nasal, debemos ayudar al bebé a eliminar cualquier exceso de moco inclinando suavemente su cabeza hacia un lado y dejando que el líquido salga. Para ello, podemos usar una gasa para limpiar cualquier líquido residual de la nariz del bebé. Es fundamental mantener al bebé cómodo y consolado durante y después del procedimiento. Puedes calmarlo con caricias suaves, canciones de cuna o dando el pecho o biberón si es necesario.

Limpieza nasal a un bebé (Shutterstock)
Limpieza nasal a un bebé (Shutterstock)

No obstante, siempre es recomendable consultar con el pediatra del bebé antes de realizar un lavado nasal, especialmente si el bebé es muy pequeño o tiene alguna condición médica subyacente. El profesional de la salud puede proporcionar orientación específica sobre la técnica adecuada y cualquier precaución adicional que se deba tener en cuenta.

Guardar