Desde que a los cinco años le regalaron un kit de laboratorio de juguete, Marisol Soengas ya sabía que quería ser científica. Toda una vida de trabajo y estudio la han llevado a ser quien es hoy: una eminencia internacional en la investigación contra el cáncer de piel, la Jefa del grupo de Melanoma en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y la presidenta de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA).
Reconocida con más de 25 premios en la última década, la doctora Soengas y su equipo han contribuido en la identificación de biomarcadores y el desarrollo de terapias antitumorales, siendo el melanoma su máximo objeto de estudio. El melanoma es el tipo de cáncer de piel más agresivo y su modus operandi es distinto a los demás, lo que hace que sea diferente en sí mismo.
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“El melanoma es el único tumor en el que el pronóstico se mide en base a milímetros de grosor de la lesión, frente al cáncer de mama o el de páncreas que son centímetros”, explica la doctora Soengas en una entrevista para Infobae España. Pero, ¿por qué es tan agresivo el melanoma? “Es un tumor que se deriva de los melanocitos, unas células que están para responder a la radiación ultravioleta y al estrés celular, por lo que están programadas y preparadas para sobrevivir. Esto las hace también muy resistentes al tratamiento. Al ser neuroectodérmicas, se trata de células que durante el desarrollo del embrión se mueven hasta llegar a la piel. Estas dos peculiaridades, la capacidad de sobrevivir y la capacidad de diseminarse por el organismo, hacen que el melanoma sea tan agresivo”.
Si hablamos de cáncer de piel, no es de extrañar que el mayor factor de riesgo sea la exposición al sol, pues las quemaduras solares inducen a mutaciones y el melanoma es el tumor con el mayor número de ellas. Así lo explica la oncóloga: “El sol daña el ADN de la piel, y esta tiene muchas células que también inducen a tumores de carcinomas, que son los más frecuentes pero menos agresivos. Decimos que la piel tiene memoria porque va acumulando todas las alteraciones y las roturas que el sol ha provocado en el ADN, es como un tanque que va avanzando. Cuando hablo de melanoma hablo de los ‘transformes’, porque evoluciona y cambia dependiendo del entorno”.
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Sin embargo, el sol no es el único factor de riesgo en el cáncer de piel. Otros factores como la actividad física, la alimentación o los lunares en el cuerpo también son factores a tener en cuenta. En realidad, los lunares son “grupos de melanocitos que pueden tener cientos o incluso miles, pero están parados”. Así, la oncóloga detalla cómo funcionan y qué implica tener lunares: “Lo que la gente no sabe es que para que nosotros tengamos un lunar, el melanocitos se ha tenido que dividir, dividir y dividir porque ha mutado, aunque luego se ha parado. Es decir, todos los lunares son mutaciones que están quietos y no van a ser ningún problema porque tenemos mecanismos intrínsecos de parada. Sin embargo, entre el 30 y el 40% de los melanomas se originan de un lunar que ha evolucionado”. De esta manera, las personas que tienen muchos lunares, los pelirrojos o los que no se pigmentan bien que se queman al sol, tienen un riesgo mucho mayor de contraer este cáncer tan agresivo.
Cómo identificar si un lunar es maligno: la regla ABCDE
Para tratar correctamente un melanoma o cualquier otro tipo de cáncer de piel, es crucial una detección temprana del mismo. En teoría, debería ser más fácil de detectar porque las lesiones son cutáneas, a diferencia del resto de cánceres. La científica Marisol Soengas presenta la ‘regla ABCDE’, que responde a las siglas de asimetría, bordes, color, diámetro y evolución.
“Según la regla ABCDE, si tú miras un lunar, este suele ser simétrico. Si es asimétrico, puede tratarse de un melanoma. La B se refiere a los bordes irregulares. La C es el color, que en el tumor no es igual en toda la lesión. La D de diámetro es si alcanza un poco más de los cinco centímetros. La E es de si el lunar evoluciona. Por tanto, si tienes un lunar asimétrico, con bordes irregulares, un color que no es homogéneo, un diámetro un poco grande y además evoluciona, ese lunar debe ser revisado por un experto en dermatología”, concluye la oncóloga.