El glaucoma es una enfermedad ocular que afecta el nervio óptico y puede causar pérdida de visión, debido a un aumento de la presión intraocular que daña gradualmente el nervio óptico. Según la Academia Americana de Oftalmología, esto puede llevar a la ceguera si no se trata adecuadamente. Es importante destacar que el glaucoma es conocido como el “ladrón silencioso de la visión” porque en sus etapas iniciales no presenta síntomas evidentes, por lo que es fundamental realizar exámenes oftalmológicos regulares para detectarlo a tiempo.
El tratamiento del glaucoma implica un enfoque multidisciplinario entre el paciente y su médico oftalmólogo. El tratamiento puede incluir el uso de gotas oftálmicas, medicamentos orales o cirugía, dependiendo de la gravedad y tipo de glaucoma. Es esencial seguir las indicaciones del médico y utilizar los medicamentos prescritos para controlar la enfermedad y prevenir la progresión del daño ocular.
Te puede interesar: La salud cerebral entiende de clases sociales: las personas con rentas más bajas tienden a desarrollar demencia antes
Pese a la importancia de un diagnóstico temprano, muchos pacientes de glaucoma no saben que padecen esta enfermedad. La oftalmóloga y experta en glaucoma del Hospital Sanitas CIMA, la doctora Sara Hernández, asegura que hasta la mitad de las personas afectadas por glaucoma no son conscientes de ello y no se tratan, ya que “estos síntomas no se manifiestan hasta que se ha producido una pérdida visual irrecuperable”. El glaucoma es la segunda causa de ceguera a nivel mundial, según la Asociación Mundial de esta afección visual, y se estima que un 2% de la población de 40 años la padece.
Existen determinados factores que elevan el riesgo de sufrir glaucoma, como la presión intraocular elevada, antecedentes familiares, alta miopía, uso de determinados medicamentos o traumatismos oculares. De todos ellos, el único que en la actualidad es posible modificar es la presión intraocular elevada. En este sentido, desde Sanitas precisan que la detección precoz es clave para poder implementar un plan de tratamiento destinado a ralentizar al máximo la progresión de la enfermedad.
Te puede interesar: “Más agresivo y con sangrado rectal”: la preocupación de los médicos por el aumento del cáncer de colon en jóvenes
El diagnóstico de glaucoma requiere de una valoración clínica compuesta por un examen de los segmentos anterior y posterior del ojo, medida de la presión intraocular, valoración del ángulo irido-corneal mediante gonioscopia... Además, los oftalmólogos cuentan con otra serie de pruebas complementarias como la tomografía de coherencia óptica, el campo visual o la paquimetría (que permite medir el grosor corneal), principalmente. En cuanto a tratamientos, la experta detalla que el láser SLT es, a día de hoy, una opción que “permite retrasar la necesidad de utilizar colirios y, en aquellos los utilizan, eliminar o reducir la dependencia de los mismos”.
“También tiene cabida en otros escenarios, siempre individualizados para cada paciente y el perfil de su enfermedad. Esta técnica aporta una ventaja diferencial muy grande, dado que permite reducir la dependencia de la medicación y, por tanto, mejorar la adherencia al tratamiento”, añade la doctora Hernández.
Por otra parte, existen nuevas y múltiples técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, que permiten controlar la enfermedad y eliminar o reducir la dependencia de colirios. “Su buen perfil de seguridad y la consecuente menor tasa de complicaciones hacen que sean una herramienta eficaz para mejorar la calidad de vida de los pacientes, al ser posible reducir o eliminar la dependencia de los colirios, sin tener que esperar a que la enfermedad progrese o se encuentre en estadios avanzados”, concluye la oftalmóloga.
Datos del glaucoma en España
En España, la prevalencia de glaucoma en individuos mayores de 40 años es del 2,1%. En centros ambulatorios, la incidencia de glaucoma es de 2,2 por cada 10.000 personas, mientras que en hospitales es de 0,2 por cada 10.000 personas. Es importante destacar que la mayoría de los casos se registran en pacientes mayores de 65 años.
* Información elaborada por Europa Press