Hugo González por fin explota a nivel mundial: el oro más esperado para la natación española llega en pleno año olímpico

El español, afincado en Estados Unidos desde 2018, se consolida en el escenario internacional gracias a sus dos medallas nadando espalda en los Mundiales de Doha. ¿Objetivo? Subir al podio también en París 2024

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Hugo González en la final que le dio el oro mundial (EFE/EPA/YURI KOCHETKOV)
Hugo González en la final que le dio el oro mundial (EFE/EPA/YURI KOCHETKOV)

Desde 2017, la natación española en línea estaba huérfana de nuevos referentes. Ese año, Mireia Belmonte se hizo con el oro en los 200 mariposa en los Mundiales de Budapest. Desde entonces, el más absoluto vacío hasta este viernes. Fue entonces cuando Hugo González consiguió que la promesa de estrellato al más alto nivel que llevaba tanto tiempo haciéndose se cumpliese al fin. Convirtiéndose en campeón del mundo en los 200 espalda, no sólo redobla su apuesta, tras la plata en 100 espalda del martes. También presenta candidatura, aún más importante, para llevarse una medalla en los Juegos Olímpicos de París 2024. Los terceros de su historial, en los que se ha ganado, por méritos propios, estar entre los favoritos de la piscina.

Sólo otros tres nadadores del país habían conseguido subir al cajón más alto del podio mundialista antes de que lo hiciera González en Doha: Belmonte, Nina Zhivanevskaya (oro en los 50 espalda en 2003 en Barcelona) y Martín López Zubero (en su caso, por partida doble: oro en los 200 espalda en 1991 en Perth y oro en los 100 espalda en 1994 en Roma). ¿Qué tienen en común todos sus predecesores? Que obtuvieron, antes o después, la ansiada presea olímpica. La misma que intentará llevarse a casa, en verano y sea del color que sea, el balear. Capaz de protagonizar la mejor marca mundial del año (1:55.30 minutos) en la que ya es, qué duda cabe, la carrera de su vida.

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Con una remontada vertiginosa en los últimos 50 metros, acabó 10 centésimas por delante del suizo Roman Mityukov y 69 del sudafricano Pieter Coetze. Cierto es que a la cita faltaron dos rivales de enjundia. Nada menos que el campeón y el subcampeón en Fukuoka 2023, anterior Mundial: el húngaro Hubert Kos y el estadounidense Ryan Murphy, respectivamente. Pero González, séptimo entonces, no tiembla ante el reto de brillar de nuevo cuando se reencuentre con ellos. Mejorar sus marcas personales, el objetivo que se marcaba para el evento deportivo por excelencia, ya es un hecho de antemano. Y con premio gordo.

Hugo González, en el centro, en lo más alto del podio (REUTERS/Evgenia Novozhenina)
Hugo González, en el centro, en lo más alto del podio (REUTERS/Evgenia Novozhenina)

Lo que estoy intentando mejorar es fuera del agua: planificar la temporada, no tener dudas, saber exactamente dónde quiero estar… Realmente, nunca lo había hecho. Antes era ‘tal mes entreno aquí y ya está’. Pero ahora sí tengo planificado dónde quiero entrenar, si quiero subir a altura o no, cuántos entrenamientos quiero hacer, si voy a viajar. A nivel de planificación, lo estoy haciendo mejor, y espero que se note”, declaraba hace escasos días a La Razón. Vaya si lo ha conseguido.

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Emigración forzosa

A punto de cumplir 25 años, González, de padre español y madre brasileña, acudirá a la capital francesa con la moral por las nubes. Hacía mucho que se esperaba lo máximo de él. Un vecino más de la localidad madrileña de Rivas desde niño, a los 18 decidió dejar de nadar en la capital española. Allí, su club es el mítico Canoe, con José Ignacio González ‘Taja’ como entrenador. Sin embargo, optó por fijar Estados Unidos como principal centro de operaciones. En 2018 (ganó dos platas en los Juegos Mediterráneos), hizo las Américas para estudiar y entrenar.

Lo hizo movido por sus cuatro medallas en el Mundial júnior de 2017 (tres oros, incluido el que ha logrado ahora a nivel absoluto, y una plata). Además de por el consejo de otra leyenda del agua en clave española: Sergi López, bronce olímpico en 200 metros braza (Seúl 1988) y entrenador universitario en la NCAA estadounidense tras retirarse. A estas alturas de la película, González ya había sido de la partida, a los 17, en Río 2016 (acabó entre los 20 primeros tanto en 200 como en 100 espalda).

La oportunidad en la tierra más propicia para estas le llevó a Auburn (Alabama) en primera instancia y posteriormente a Virginia, aunque su college definivo fue Berkeley (California). Con Dave Durban como técnico, siguió progresando. Tan cómodo se encuentra allí que ha prolongado su estancia, ya graduado y gracias al apoyo de Iberia y del sempiterno Plan ADO, para que la preparación olímpica fuese lo más óptima posible.

El pelotazo europeo lo dio en 2021, cuando se llevó una medalla de cada en Budapest: oro en 200 metros estilos, plata en 100 espalda y bronce en 50 espalda. Poco después, participó en Tokio 2020, con diploma incluido (sexto) en los 100 espalda y un undécimo lugar en los 200 estilos. Fue en 2022, justo después del Europeo de turno, cuando la Federación Española de Natación (RFEN) intentó que Hugo regresase a casa. La oferta era muy apetecible: trabajar con Ben Titley, otro preparador de renombre. Aun así, él prefirió seguir en USA, aunque acudiendo puntual a la llamada del equipo español.

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Sus motivos los tiene muy claros. “Creo que llevamos entrenando en España de la misma manera desde hace mucho tiempo. Es cierto que hay un grupo de entrenadores que quieren cambiar el método, por ejemplo el mío del Canoe. Y al final, si mi entrenador no cobra dos mil al mes, es difícil que tenga los recursos para ayudarme a conseguir objetivos grandes”, confesó a Europa Press. “¿Necesario emigrar a Estados Unidos? En mi opinión, sí. O se apoya académicamente o económicamente, pero sin ninguna de las dos es difícil llegar al mismo nivel al que pueden tener otros países fuera”, añadía.

Hugo González celebra el oro mundialista (EFE/EPA/ALI HAIDER)
Hugo González celebra el oro mundialista (EFE/EPA/ALI HAIDER)

A pesar de todo, el nadador de Palma de Mallorca ha conseguido implementar los métodos yankees en el Canoe madrileño, y los resultados no se han hecho esperar. Una vez que sus sueños de grandeza empiezan a hacerse realidad, como se ansiaba con fuerza, nada parece imposible para Hugo González. Alguien tildado de “prodigio acuático” cuando todavía era un adolescente y que ha descubierto definitivamente el tesoro de los primeros puestos universales, tras varias temporadas en su busca. Ojalá haya llegado al último nivel de la élite, el más glorioso a la par que exigente, para quedarse.

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