Las cárceles españolas (sin contar las del País Vaco y Cataluña con las competencias transferidas) albergan actualmente a 47.160 presos, el 93% de ellos hombres. Reclusos que desayunan, comen y cenan. El ministerio del Interior acaba de licitar el último contrato para el “suministro de materias primas para la alimentación de los internos de los centros penitenciarios” por un importe máximo de 10,3 millones de euros. Se trata de los menús que tomarán entre el 1 de marzo y el 31 de diciembre de 2024, solo diez meses.
El artículo 226 del Reglamento Penitenciario establece que “en todos los centros se proporcionará a los internos una alimentación convenientemente preparada, que debe responder a las exigencias dietéticas de la población penitenciaria y a las especificidades de edad, salud, trabajo, clima, costumbres y, en la medida de lo posible, convicciones personales y religiosas”. Pero con un tope máximo. Interior no paga más de 3,62 euros diarios por recluso, por eso centraliza las compras de víveres para todos los centros, aunque los desglosa por lotes.
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Estos lotes, 60 en total, están divididos por el tipo de alimento a adquirir y las prisiones a los que van dirigidos: aves y caza fresca, carne fresca, conservas, embutidos y charcutería, frutas, huevos, pescado fresco, postres lácteos, verdura y hortalizas frescas, aves y caza congelada, bollería, carne congelada, legumbres y arroz, patatas, cebollas y ajos, pescado fresco, salsas de mesa y varios, verdura congelada y ovoproductos. Interior reconoce que la cuantía económica de las materias primas objeto de esta propuesta es muy elevada, por lo que no es posible adquirirlas de forma local mediante contratos menores. No hay que olvidar que la coyuntura económica global, la inflación y la crisis energética está teniendo un impacto devastador en precios de los alimentos, sobre todo cuando llegan al final de la cadena alimentaria, el bolsillo de los consumidores. Esto implica que Interior haya decidido hacer compras centralizadas en función de las necesidades de cada prisión.
El pliego de condiciones técnicas, de 62 páginas, es muy preciso a la hora de concretar las características de composición y presentación de los productos elegidos. Por ejemplo, la empresa adjudicataria tiene que proporcionar gallina fresca “sin ningún tipo de despojos, con un peso por unidad comprendido entre 1,5 y 2,2 kilogramos”. Todos los productos de aves y cazas “se suministrarán sacrificados, desplumados o pelados (para el caso del conejo), eviscerados y sin cabeza, patas, corazón, hígado ni molleja, salvo petición expresa del centro penitenciario”.
El rabo o espinazo de cerdo tendrá una presentación en formato troceado y suministrado en bandejas autorizadas de peso comprendido entre uno y cinco kilos, el porcentaje de humedad de los sobaos pasiegos estará comprendido entre el 15% y 20%. Y la pierna de cordero tiene que tener un tejido conjuntivo inferior al 25%. Son solo algunos ejemplos. En total, Interior quiere adquirir más de 200 productos. Solo el lote de pescado fresco está compuesto por bacalada, bacalao, besugo, boquerón, breca, caballa, calamar, chicharro, choco o sepia, congrio, dorada, faneca, gallos, jurel, lenguado, lirio, lubina, mejillón, merluza, palometa, pescadilla, pota, potón, rodaballo, rubio, salmón, sardina, sepia, trucha y verdel.
El pliego de condiciones incluye hasta las medidas que deben tener algunas hortalizas. “El peso mínimo de los pepinos cultivados al aire libre se fija en 180 gramos y el de los pepinos cultivados bajo protección se fija en 250 gramos. Los pepinos cultivados en invernadero de la categoría extra deberán tener, además: una longitud mínima de 30 cm en el caso de los pepinos que pesen, como mínimo, 500 gramos y una longitud mínima de 25 cm en el caso de los pepinos cuyo peso esté comprendido entre 250 y 500 gramos”. Demasiada precisión. Los dátiles, por ejemplo, se presentarán sin hueso y las nueces, peladas. Interior también quiere que los “artículos suministrados a los Centros Penitenciarios de Ceuta y Melilla tengan certificado de producto Halal” para reclusos de religión musulmana. Otros productos no tendrán gluten.