50 años se cumplen desde el estreno de Heidi, la serie de animación que seguía la vida de aquella tierna niña en los Alpes suizos con su abuelo, su amigo Pedro y su perro san bernardo, Niebla. Huérfana de padre y madre, Heidi se va a las montañas a vivir con su abuelo, al que conocen como el Viejo de los Alpes. Aunque en un principio se muestra huraño y solitario, no tardará en cambiar su actitud hacia su nieta y hacia los demás.
Heidi crece entre prados verdes, rodeada de las altas montañas suizas y pastoreando las cabras con Pedro. Sin embargo, cuando su tía se la lleva a Fráncfort del Meno (Alemania), la pequeña cae enferma. El ambiente urbano, el ruido, las calles pavimentadas... la lejanía de la naturaleza genera en Heidi una profunda tristeza.
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En honor a la serie que marcó tantas generaciones, el síndrome de Heidi da nombre a un déficit de naturaleza, especialmente en los niños. Aunque no está reconocido como enfermedad, cada vez son más los profesionales de la salud preocupados por la falta de contacto de los más pequeños con el entorno natural; una situación que empeora a medida que pasan los años.
El síndrome de Heidi fue bautizado como tal a principios de la década de los 2000 por el escritor y divulgador científico estadounidense Richard Louv, quien también lo llamó trastorno de déficit de naturaleza. Como él mismo publica en su página web, “no pretende ser un diagnóstico médico, sino una forma de hablar sobre un problema urgente que muchos de nosotros ya conocíamos, pero que aún no contaba con una palabra para describirlo”.
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Las sociedades modernas cada vez empujan más a las personas a las urbes y, por consecuencia, nos alejan de la naturaleza y nos acercan a entornos cerrados. Este síndrome de Heidi o trastorno de déficit de naturaleza se enfoca más al riesgo al que están expuestos los más pequeños, que cada vez más predominan las redes sociales y la tecnología antes que las reuniones parques y plazas.
La reconexión con la naturaleza (realizar ejercicio al aire libre, pasear por zonas verdes...) ofrece múltiples beneficios a nuestra salud. Varios estudios ya han demostrado que mejora el rendimiento cognitivo, ayuda en niños con hiperactividad y TDAH y propicia el pensamiento crítico.
Los niños en España pasan 24 días enteros al año en TikTok
Los jóvenes menores de 18 años en España pasan 94 minutos al día conectados a TikTok, la red social a la que más tiempo dedican, lo que equivale a casi 24 días completos al año. En cuanto a Instagram, esta ha aumentado su uso en un 27%: de los 56 a los 71 minutos diarios.
Estos son los datos que recoge el estudio Nacer en la era digital. Generación IA, presentado este miércoles por la plataforma de seguridad en red Qustodio, que analiza las tendencias y uso de las pantallas por parte de los jóvenes entre 4 y 18 años en cuatro países (España, Estados Unidos, Reino Unido y Australia) y en el que han participado de forma anónima unas 400.000 familias.