La regla de los “21 días para crear un hábito” falla: modificar algunos comportamientos exigen más tiempo

Según indica un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, algunos hábitos resultan más fáciles de instaurar que otros simplemente porque las conductas asociadas están más accesibles en la memoria

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Una mujer realiza ejercicio en la playa. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Una mujer realiza ejercicio en la playa. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una vida más saludable, ahorrar dinero, quedar más a menudo con los amigos o aprender un idioma. Por mucho que iniciemos el año con nuestros mejores propósitos, cambiar de hábitos siempre es complicado porque implica modificar comportamientos arraigados y automatizados en nuestro cerebro y esas transformaciones exigen tiempo. Pero cuál es el tiempo exacto para romper un hábito aún no está muy claro.

Hay una supuesta regla que indica que 21 días son suficientes para desarrollar uno nuevo, pero un reciente estudio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) indica que “no todos los comportamientos pueden plegarse a esa regla”, pues algunos hábitos “resultan más fáciles de instaurar que otros simplemente porque las conductas asociadas están más accesibles en la memoria”. Por ejemplo, si a una persona le gusta el dulce y quiere habituarse a comer un pastel al día, no tardará más de tres en conseguirlo. Ahora bien, si el hábito es ir al gimnasio a diario, posiblemente encontrará muchos argumentos que justifiquen sus ausencias, pues existe una “resistencia psicológica”, tal y como describió el neurocientífico Andrew Huberman, que implica un sistema de protección hacia el lógico esfuerzo que supone cualquier cambio.

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Los autores del estudio recuerdan que un hábito es un “comportamiento automatizado”, es decir, que se puede realizar sin apenas control cognitivo o recursos atencionales, según recoge la UCM en un comunicado. Por otro lado, abundan en que “aún se desconoce el tiempo requerido para fijar un hábito”, aunque los estudios de neurogénesis realizados en la historia indican que “es un proceso que abarca toda la vida, es constante y gradual”, por lo que “defender que 21 días son suficientes para actuar sobre algo tan complejo parece cosa de magia”.

Este “método prodigioso” nació cuando el cirujano plástico Maxwell Maltz determinó que sus pacientes tardaban en acomodar los injertos de piel aproximadamente tres semanas, pero los autores de la UCM sostienen que estos resultados de Maxwell “se restringen al sistema propioceptivo por lo que, a día de hoy, no se puede extrapolarlos a otros comportamientos”.

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Los expertos advierten de que las dietas restrictivas acarrean cambios en el metabolismo perjudiciales para la salud. (Europa Press)
Los expertos advierten de que las dietas restrictivas acarrean cambios en el metabolismo perjudiciales para la salud. (Europa Press)

Establecer objetivos realistas

En su análisis afirman que “no todos los comportamientos pueden plegarse a la regla de los 21 días”, aunque en algunos casos sí es posible, y ello es debido a que “alguno hábitos resultan más fáciles de instaurar que otros, simplemente porque las conductas asociadas están más accesibles en la memoria”.Esta resistencia psicológica ha sido descrita por el neurocientífico Andrew Huberman como “fricción o resistencia límbica”, e implica un sistema de protección hacia el lógico esfuerzo que supone cualquier cambio.

Por ello, concluyen para conseguir acabar con un hábito lo deseable es “fijar objetivos realistas y diferenciar entre pequeños refuerzos diarios y la recompensa final”, para poder disfrutar de “moderados beneficios a corto plazo”, en lugar de “estar ansioso por no alcanzar rápidamente la gran meta”.

Asimismo, recomiendan enfrentarse a lo desconocido con apertura, “sosteniendo la incomodidad de una nueva experiencia”, porque cambiar requiere esfuerzo. También recuerdan que repetir una conducta en el mismo entorno ayuda a fortalecerla y para ello conviene elegir un momento en el que te encuentres activo para que sea algo accesible, fácil y agradable.

(Con información de Efe)

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