Día Mundial de la lucha contra la Depresión: un trastorno que sufren más de dos millones de personas en España

La depresión debe ser tratada con terapia y, en los casos más graves, con antidepresivos

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Una mujer deprimida (Shutterstock)
Una mujer deprimida (Shutterstock)

Más de dos millones de personas sufren de depresión en nuestro país, según los datos que aporta La última encuesta europea de salud en España de 2020. Esto se traduce en más del 5% de la población española, ya que es una de las condiciones de salud mental más comunes y puede afectar a personas de cualquier edad, género o condición socioeconómica. La depresión se caracteriza por una profunda tristeza, una disminución del interés o placer en actividades previamente gratificantes, y una significativa pérdida de energía o fatiga, entre otros síntomas.

Los síntomas de la depresión pueden variar en severidad y duración, y tienden a afectar de manera significativa la capacidad de una persona para desempeñar sus actividades cotidianas. Además de la tristeza persistente y la anhedonia (pérdida del interés o placer), las personas pueden experimentar alteraciones en los patrones de sueño y apetito, sea por exceso o por déficit. La presencia de sentimientos de inutilidad o culpa excesiva, dificultades para concentrarse, indecisión, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio también son síntomas claves para el diagnóstico de este trastorno.

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La depresión puede presentarse en distintos subtipos, como la depresión mayor, el trastorno distímico (una forma más crónica pero menos severa de depresión), y el trastorno bipolar, donde los episodios depresivos alternan con periodos de manía o hipomanía. Además, puede estar asociada con eventos vitales y específicos, como es el caso de la depresión posparto, o como parte de condiciones médicas crónicas.

Los casos de depresión han
Los casos de depresión han aumentado en los jóvenes tras la pandemia (Europa Press)

¿Qué puede llevarnos a sufrir una depresión?

La causa de la depresión suele ser multifactorial, involucrando combinaciones de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. Desde una perspectiva biológica, se ha observado que ciertos desequilibrios químicos en el cerebro, especialmente en neurotransmisores como la serotonina, la norepinefrina y la dopamina pueden jugar un rol en su desarrollo. Las condiciones de vida estresantes, los traumas, la pérdida de seres queridos, el desempleo o problemas de relaciones personales, así como la presencia de otras enfermedades médicas o mentales, son factores de riesgo conocidos para la aparición de la depresión.

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El proceso de diagnóstico de la depresión generalmente incluye un examen físico, pruebas de laboratorio para descartar otras condiciones médicas que puedan presentar síntomas similares, y una evaluación psicológica. Esta última puede involucrar el uso de escalas de evaluación estandarizadas para determinar la severidad de los síntomas y su impacto en el funcionamiento diario del individuo.

El tratamiento para la depresión es amplio y debe ser personalizado para cada caso. Incluye psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual o la psicoterapia interpersonal, que han demostrado eficacia en la mejora de los síntomas. En casos de depresión moderada a severa, se pueden prescribir antidepresivos, que deben ser administrados bajo estricta supervisión médica debido a posibles efectos secundarios y la necesidad de ajustar las dosis de manera individual. Además, se recomienda fomentar un estilo de vida saludable, incluyendo una alimentación equilibrada, ejercicio regular y hábitos de sueño adecuados.

Es fundamental abordar la depresión no solo desde un punto de vista médico, sino también desde la promoción de un entorno social y comunitario de apoyo que facilite la inclusión y reduzca el estigma asociado a las enfermedades mentales. Además, la educación en salud mental y el acceso a servicios adecuados de atención son clave en su tratamiento y prevención.

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