Se queja de un bar porque cobran las tapas y el dueño le recuerda que en su empresa familiar de moda tampoco regalan ropa

El propietario de la Taberna Galatea responde que cuando uno va a la pescadería a comprar un pulpo no le regalan un rape

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Bar de tapas (Pixabay).
Bar de tapas (Pixabay).

Lo que los camareros tienen que aguantar solo lo saben ellos. Trabajar de cara al público no es fácil y menos en un bar. Por lo general, además, siempre se nos ha dicho la típica frase de que el cliente siempre lleva la razón. Pero no. No es así y a veces está bien que el personal de hostelería lo recuerde.

Uno de los últimos casos que se ha hecho viral en Twitter es el de Taberna Galatea, en Salamanca. El dueño recibió una extraña reseña en Google en la que, no solo le puntuaban con una sola estrella, sino que también se puede leer el siguiente mensaje: “No me gusta nada, cobran las tapas”. Y la respuesta, de la que se ha hecho eco la cuenta de Twitter Soy Camarero, ya ha recibido miles de me gusta.

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El propietario del local se dirige, con mucha educación, a quien parece ser el Señor Angoso, un cliente al que conoce y con el que además comparte cierta relación laboral. “Sr. Angoso, así es, aquí se paga lo que se pide: una caña, un vino, una tapa...”, se puede leer en la respuesta que la propia taberna deja también en Google. Y añade, mostrando así que se conocen: “Parece mentira que usted tenga el atrevimiento de poner un mal comentario por cobrar lo que vendemos”.

¿Y por qué? Porque, al parecer, la familia del cliente insatisfecho tiene una tienda de ropa, una de ellas de uniformes de hostelería. Y da la casualidad de que la Tabanerna Galatea compra allí. “Jamás hemos ido a comprar un pantalón y se nos ha regalado un delantal, por ejemplo. ¡Hasta se nos cobran los arreglos” algo normal porque a la modista habrá que pagarle”, aclara.

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Para finalizar pone otro ejemplo en el que dice que no va a la pescadería a comprar un pulpo y ya por ello le regalan un rape. “¡Y así todo! Insistimos. qué pena, vergüenza tendría que darle”, concluye.

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Respuestas agresivas de hosteleros

Esta respuesta ha sido amable, pero también las hay mucho más agresivas. El dueño de un bar, pese a contar con una puntuación de 4,1 sobre 5 en Google -un hito nada fácil- y acumular más de 700 reseñas, no tiene pelos en la lengua a la hora de responder a las críticas hacia su bar o sus trabajadores.

“Queréis hacer lo que os dé la gana y, si no, me enfado y miento, gracias. Yo tengo cuatro hijos y siempre me adapto, no voy por ahí imponiendo mi ley”, “¡Qué bien cuentas los mejillones! ¿Cuántos querías, 40? Quédate en casa y deja de ir por ahí contando cosas” o “Muchas gracias por tu opinión, a esta hora, 1 y media de la mañana, estoy mirando la pila de raciones de zamburiñas que se han vendido y a todo el mundo le han encantado menos a ti. Cuando hablas de algo y no tienes ni idea, ¿qué valor tiene tu opinión? Ninguno. Eres de esas personas que sí que dejan mucho que desear. No vuelvas por favor.”

La respuesta del propietario del bar a una mala reseña en Google.
La respuesta del propietario del bar a una mala reseña en Google.

Aunque no justificable la violencia que algunas de las respuestas denotan, este divertido hilo de Twitter y la larga lista de respuestas que se puede leer en Google, dan que pensar. Seguramente esta no sea la mejor manera de responder a las malas reseñas, sin embargo, el propietario del bar quiere, en un intento probablemente fallido, dar contexto de cada situación, señalando las dificultades inherentes al sector de la hostelería.

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El dueño de este local destaca también que los trabajadores de la industria tratan cada día con decenas, incluso centenares, de personas y los desafíos que esto puede suponer. Así, sugiere indirectamente que la comprensión de estas dificultades podría cambiar la percepción de las interacciones de los clientes.

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