El signo más evidente de que una niña ha comenzado la pubertad es la primera menstruación. Ese primer sangrado, que se produce normalmente entre los 10 y los 15 años, se conoce como menarquia y ocurre cuando todas las partes del sistema reproductivo ya han madurado. Es a partir de entonces, cuando la niña o adolescente comienza a necesitar de productos para la higiene menstrual hasta la menopausia, que llega en torno a los 50 años.
A lo largo de su vida, una mujer utiliza una media de 11.000 tampones o compresas. Por ello, es importante elegir productos de calidad que no supongan ningún riesgo para nuestra salud. Ahora, la Universidad George Mason (EEUU) acaba de publicar en la revista BJOG An International Journal of Obstetrics & Gynaecology un estudio que alerta de que las sustancias químicas encontradas en productos menstruales pueden afectar a la salud reproductiva de las mujeres.
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El peligro de estas sustancias químicas se debe a que el tejido vaginal y de la vulva, en contacto con las compresas y los tampones, es muy permeable, lo que facilita la absorción de sustancias químicas sin metabolizarlas. Esto hace que las sustancias químicas alteradoras endocrinas sean potencialmente peligrosas cuando se encuentran en los productos menstruales.
Los alteradores endocrinos pueden interferir con las hormonas humanas y causar problemas médicos, entre ellos afecciones ginecológicas como la endometriosis y los fibromas uterinos que perjudican la fertilidad. “Identificar las sustancias químicas presentes en los productos menstruales que las menstruantes utilizan habitualmente es importante porque la exposición a través de estos productos puede afectar a la salud reproductiva de las menstruantes”, ha afirmado Joanna Marroquín, estudiante de doctora en Salud Pública de la Universidad de Mason y autora del trabajo.
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Según el estudio, las sustancias químicas que se encuentran en estos productos y alteran el sistema endocrino son ftalatos, compuestos orgánicos volátiles, parabenos, fenoles ambientales, fragancias, dioxinas y compuestos similares a las dioxinas. Sin embargo, la realidad es que apenas existen investigaciones o publicaciones disponibles que midan las sustancias químicas en los productos menstruales.
Además, los autoras alertan que, aunque se han encontrado sustancias químicas en la ropa interior menstrual, también se da una fuerte carencia de investigación sobre la ropa interior menstrual y otros productos cada vez más populares, como podrían ser las copas menstruales.
¿Cómo tener una buena higiene íntima?
No hablamos solo de higiene, sino de salud. Una adecuada higiene íntima femenina es fundamental para mantener nuestros genitales en buen estado y con el pH íntimo regulado. Esto ayuda al equilibrio de todos los microorganismos que habitan en la flora vaginal, a prevenir infecciones u otras molestias como la sequedad o la irritación.
- Lavar la zona vaginal externa con agua y un jabón adecuado para la zona íntima, sin olvidar la zona anal. Aunque la limpieza ha de ser diaria, no debe ser excesiva, porque podría alterar la protección natural de la vagina.
- Evitar las duchas vaginales, a menos que la haya recomendado el médico. Las duchas vaginales pueden eliminar las bacterias beneficiosas, alterando su equilibrio natural y favoreciendo la aparición de la candidiasis vaginal.
- Usar ropa interior de algodón que no sea muy ajustada y permitan la transpiración.
- Secarse bien la zona íntima. Después de la ducha, es importante secarnos con delicadeza una toalla suave, ya que la humedad en la zona puede favorecer la aparición de hongos.