En las fiestas de Navidad los casos de atragantamiento son bastante frecuentes, especialmente en Nochevieja a la hora de comernos las uvas. Con la rapidez que caracteriza comer las doce uvas con las doce campanadas, no es de extrañar que puedan obstruir las vías respiratorias y dificultarnos la respiración. Para evitar esta situación, en la Navidad o en cualquier época del año, es esencial adoptar ciertas medidas de prevención y actuar con cautela durante las comidas y saber cómo actuar ante un atragantamiento.
Una medida preventiva fundamental es masticar bien los alimentos. Tomarse el tiempo necesario para triturar adecuadamente la comida antes de tragar puede disminuir significativamente el riesgo de que se atasque en la garganta. Es recomendable comer lentamente y en un ambiente relajado, evitando hablar o reír con la boca llena, lo que puede aumentar la posibilidad de inhalar accidentalmente los alimentos.
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En el caso de los más pequeños de la casa, los padres deben estar especialmente atentos cuando coman, es decir, asegurarse de que los alimentos se corten en trozos pequeños y adecuados a la edad y capacidad de masticación del niño. Se deben evitar alimentos con alto riesgo de atragantamiento, como nueces, palomitas de maíz, pedazos grandes de carne o queso, uvas enteras y caramelos duros.
En entornos de atención para personas mayores o con condiciones que afectan la deglución, como el accidente cerebrovascular o enfermedades neurodegenerativas, resulta crucial adaptar las texturas de los alimentos a sus necesidades. Los alimentos deben prepararse de manera que sean fáciles de tragar, y es posible que se requieran dietas especiales para garantizar una deglución segura.
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La maniobra de Heimlich
El conocimiento de las técnicas de primeros auxilios en caso de atragantamiento también es crucial, ya que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. La maniobra de Heimlich, por ejemplo, puede ser una intervención vital para desobstruir las vías respiratorias.
El grupo Quirón explica que, cuando un adulto se atraganta, lo primero que debemos hacer es evaluar la gravedad de la situación. Si la persona tose con fuerza, debemos animarla a que siga haciéndolo sin intervenir, a menos que la tos disminuya de intensidad o pare. En ese caso, golpearemos hasta cinco veces la espalda. Para ello, nos colocaremos a su lado, le inclinaremos hacia delante sujetando su pecho con una mano y golpearemos la espalda con el talón de la otra mano. Los golpes han de realizarse entre los omoplatos y han de ser contundentes.
Si la persona sigue mostrando claros signos de atragantamiento, llamaremos a emergencias, el 112 en España. Los profesionales de la salud que nos atiendan al teléfono podrán guiarnos en las indicaciones para ayudar a la persona antes de la asfixia. Es, ahora, el momento de llevar a cabo la maniobra Heimlich.
La maniobra de Heimlich consiste en realizar complexiones abdominales. Para ello, nos colocaremos detrás de la persona que está asfixiándose, cerraremos una mano con el pulgar hacia dentro y la colocaremos entre el ombligo y el extremo inferior del esternón (justo donde este acaba). Con la otra mano sujetaremos el puño y, con las dos manos ya juntas, presionaremos bruscamente en movimientos rápidos hacia dentro y hacia arriba.
Para que la técnica sea lo más efectiva posible, pegaremos nuestro cuerpo lo máximo posible a la espalda de la otra persona. Realizaremos estos movimientos hasta solucionar el problema o hasta la pérdida de consciencia. En este último caso, habrá que iniciar la reanimación cardiopulmonar (RCP).
En el caso de los bebés de menos de un año, la maniobra es distinta. Colocaremos el cuerpo del bebé boca abajo apoyándolo en el antebrazo del adulto que va a a realizar la maniobra, de manera que el adulto pueda sostener la cabeza del niño con su mano. Con la mano libre, palmeará cinco veces la espalda del bebé. En este punto, ya es posible que se haya resuelto el problema.
Si el niño sigue atragantado, lo giraremos con cuidado y usando dos dedos, realizaremos cinco compresiones lentas en el esternón. Lo recomendable es ir alternando las dos técnicas hasta que se solucione el atragantamiento, pero si este persiste y el bebé queda inconsciente, comenzaremos inmediatamente a hacer la reanimación cardio pulmonar (RCP).