La artrosis es una enfermedad reumática muy frecuente. Se estima su prevalencia en torno al 29% en mayores de 40 años, lo que supone una afectación superior a los 7 millones de personas en España y a más de 600 millones de personas en el mundo, según los datos que aporta Infosalus. Estos datos podrían ser aún mayores porque, según los expertos, se trata de una enfermedad que está infradiagnosticada.
Dada su altísima prevalencia, los científicos aúnan esfuerzos para encontrar una cura contra la artrosis o tratamientos para reducir sus síntomas. Ahora, han descubierto que la modificación de la microbiota intestinal puede ser útil para tratar a los pacientes con artrosis, ya que algunos estudios han demostrado que puede mejorar la sintomatología e incluso disminuir el daño estructural y la progresión de la enfermedad.
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Actualmente, la base del tratamiento de la artrosis es la modificación de hábitos y estilo de vida. En este sentido, diferentes estudios han demostrado que los factores de riesgo clásicos de la artrosis como la edad, la obesidad, la dieta o el ejercicio alteran la microbiota, ocasionando disbiosis, elevación de lipopolisacáridos, liberación de citoquinas y una inflamación de bajo grado persistente que favorece el desarrollo de esta enfermedad.
La doctora del Servicio de Reumatología del Hospital Universitari d’Igualada (Barcelona), Isabel Morales, ha recordado que “la microbiota también puede influir en el metabolismo de los fármacos que se administra a los pacientes, modificando su biodisponibilidad y, por tanto, su eficacia”.
En las personas que sufren artrosis se ha observado un patrón diferencial de microbiota respecto a las personas sanas (aumento de algunas bacterias y disminución de otras). Incluso se ha identificado a nivel articular la presencia de ADN bacteriano diferente en sujetos sanos respecto a pacientes con artrosis.
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La microbiota puede modificarse realizando ejercicio, una dieta adecuada, trasplante fecal o a través de la administración de prebióticos (alimento que contiene sustrato para microbiota), probióticos (contiene las bacterias vivas), simbiótico (contiene tanto prebióticos como probióticos) y postbióticos (contiene metabolitos generados por la microbiota que son beneficiosos).
Todas aquellas acciones que contribuyan a evitar la disbiosis son potencialmente útiles para prevenir la artrosis, puesto que esta es un factor de riesgo de artrosis. En relación con esto, Morales ha señalado que “en el último congreso del Colegio Americano de Reumatología (ACR) se presentó un trabajo muy interesante en esta línea. Se estudió si el trasplante fecal desde ratones no susceptibles de tener artrosis a otros susceptibles disminuye el riesgo de padecer la enfermedad y los resultados fueron positivos. Estos resultados son prometedores, aunque son necesarios más estudios y que se confirmen en humanos”.
En la actualidad, existe una evidencia creciente del papel fundamental de la microbiota en el desarrollo y la progresión de la artrosis. Por este motivo, como prevención en el desarrollo de esta enfermedad reumática, es muy importante evitar la disbiosis intestinal siguiendo una dieta sana (especialmente, la dieta mediterránea), haciendo ejercicio de forma regular y evitando la obesidad. Además, la administración de prebióticos y probióticos puede mejorar la sintomatología de los pacientes con artrosis.