El cáncer de próstata representa una de las preocupaciones médicas principales en la salud masculina a nivel mundial. Esta enfermedad se caracteriza por el crecimiento anómalo de células en la próstata, una glándula exclusivamente masculina que se encarga de producir parte del líquido seminal.
Esta patología puede desarrollarse lentamente y, en sus etapas iniciales, suele ser asintomática o mostrar signos poco específicos, lo que dificulta su detección precoz. Sin embargo, cuando el cáncer de próstata avanza, algunos síntomas pueden manifestarse como dificultad para orinar, presencia de sangre en el semen o en la orina, disfunción eréctil, dolor en la zona pélvica, y problemas óseos si el cáncer se ha diseminado (metástasis).
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El diagnóstico del cáncer de próstata se realiza habitualmente mediante el examen físico, incluyendo el tacto rectal, y la medición en sangre del antígeno prostático específico (PSA). En caso de sospecha, se procede a realizar una biopsia para confirmar la presencia de células cancerígenas. Del mismo modo, para determinar la etapa del cáncer y si este ha metastatizado, se pueden utilizar estudios de imagen como la resonancia magnética, la tomografía computarizada, o la gammagrafía ósea.
Existen distintos factores de riesgo que pueden incrementar la probabilidad de desarrollar cáncer de próstata. La edad es uno de ellos, siendo más frecuente en hombres mayores de 50 años. La herencia genética también juega un rol importante; hombres con un historial familiar de cáncer de próstata tienen mayor riesgo.
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Tratamiento del cáncer de próstata
El tratamiento del cáncer de próstata depende de diversos factores, entre ellos, la etapa del cáncer y el riesgo de que el tumor se extienda, la necesidad de manejar los efectos secundarios y la mejora de la calidad de vida del paciente. Las opciones de tratamiento incluyen la vigilancia activa para tumores pequeños que no causan síntomas, la cirugía, la radioterapia y la terapia hormonal. En algunos casos, pueden recomendarse tratamientos combinados.
La cirugía de próstata, conocida como prostatectomía radical, implica la extirpación de la próstata y de algunos tejidos circundantes, incluyendo las vesículas seminales. Por otro lado, la radioterapia utiliza rayos de alta energía o partículas para destruir las células cancerosas, y puede ser administrada externamente o internamente (braquiterapia).
La terapia hormonal busca reducir los niveles de andrógenos en el cuerpo, ya que estos hormonas masculinas pueden estimular el crecimiento del cáncer de próstata. Este tratamiento puede incluir medicamentos que bloqueen la producción o acción de dichos andrógenos, o incluso la extirpación quirúrgica de los testículos (orquiectomía), fuente principal de testosterona.
La Clínica Mayo enfatiza la importancia de la detección y la intervención temprana, así como la realización de chequeos regulares para los hombres con alto riesgo (mayores de 50 años de edad). Los avances en la investigación y el tratamiento han mejorado la supervivencia y la calidad de vida de los afectados por esta enfermedad. El cáncer de próstata sigue siendo un área activa de investigación, con enfoques emergentes en inmunoterapia y tratamientos dirigidos.