Zaldiar es un medicamento analgésico que se utiliza para tratar el dolor moderado a severo. Está compuesto por una combinación de dos fármacos: tramadol, un opioide sintético, y paracetamol, también conocido como acetaminofén. Esta combinación permite que Zaldiar actúe tanto a nivel central, mediante el tramadol, como a nivel periférico, a través del paracetamol, para aliviar el dolor.
Por una parte, el tramadol funciona uniéndose a los receptores opioides en el cerebro y bloqueando la recaptación de neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina, lo que hace que aumente su concentración en el sistema nervioso central y ayude a reducir la sensación de dolor. Por su parte, el paracetamol trabaja inhibiendo la síntesis de prostaglandinas, que son sustancias que participan en la aparición de dolor e inflamación.
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Zaldiar se administra por vía oral y está indicado para el tratamiento del dolor agudo postoperatorio, dolor de osteoartritis y otros episodios dolorosos que requieran un analgésico de potencia moderada a fuerte. Teniendo en cuenta su composición, Zaldiar es a menudo prescrito cuando analgésicos como el ibuprofeno o el paracetamol solo no han sido eficaces.
Efectos secundarios del Zaldiar
Como cualquier otro medicamento, Zaldiar puede presentar efectos adversos. Los más comunes incluyen náuseas y mareos, vómito, el estreñimiento, boca seca y el dolor de cabeza.
En una frecuencia menor, los pacientes que estén recibiendo este medicamento pueden experimentar efectos como diarrea, flatulencia, trastornos del sueño, ansiedad, alucinaciones, confusión, somnolencia, temblores, sensación de mareo al cambiar de posición, palpitaciones, aumento de la presión arterial, dificultad para respirar o erupciones cutáneas.
Aunque son mucho menos comunes, existen efectos secundarios que son considerados graves y que requieren atención médica inmediata. Entre estos se incluyen reacciones alérgicas severas (anafilaxia), dificultades severas en la respiración (depresión respiratoria), ataques convulsivos y síntomas de abstinencia cuando se deja de tomar el medicamento de forma repentina, por lo que nunca debe dejarse sin la supervisión de nuestro médico.
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En la misma línea ocurre con el tramadol, cuyo potencial de abuso y dependencia debe tenerse en cuenta y ser prescrito y administrado con precaución, particularmente en pacientes con historial de abuso de sustancias o adicción.
La sobredosis de este medicamento puede ser peligrosa, especialmente por el componente de paracetamol, que en grandes cantidades puede provocar daño hepático, que son problemas en la funcionalidad del hígado. Por ello, es crucial no exceder la dosis recomendada y seguir las indicaciones del profesional de la salud.
Es vital que los pacientes informen a su médico sobre cualquier otro medicamento que estén tomando para evitar interacciones medicamentosas adversas. También deben informar si sufren de enfermedades hepáticas o renales, problemas de tiroides, problemas de próstata, o si tienen antecedentes de enfermedades mentales o convulsiones.
Zaldiar no se recomienda durante el embarazo o la lactancia sin el asesoramiento de un médico. El uso de alcohol puede potenciar algunos de los efectos sedantes del tramadol y debe ser evitado durante el tratamiento con este medicamento. Aunque es un medicamento muy eficaz, es importante tomar Zaldiar bajo supervisión médica para asegurar un uso seguro.