Qué es un herpes zóster, la infección viral que sufre Yolanda Díaz y que explicó a su llegada a la apertura de la legislatura

Esta mañana ha tenido lugar la apertura de la XV Legislatura en las Cortes, lo que significa que ya se ha inaugurado de manera oficial el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. El Ejecutivo cuenta con nuevas incorporaciones y algunas caras ya conocidas, entre ellas, Yolanda Díaz. La líder de Sumar repite como vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo.

En la puerta del Congreso, Díaz ha atendido a los medios de comunicación y ha aprovechado para celebrar esta nueva coalición de Gobierno, así como para confesar de su problema de salud. “Tengo un zóster y no estoy en buenas condiciones”, ha expresado la vicepresidenta segunda mientras se señalaba la parte izquierda de su cuello.

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Al herpes zóster se le conoce popularmente como culebrilla, una erupción cutánea vesicante (es decir, que produce ampollas en la piel) y bastante dolorosa. El zóster lo provoca el virus varicella-zoster, el mismo que causa la varicela. Los síntomas más comunes del herpes zóster son fiebre y escalofríos, debilidad muscular, sensación de malestar general, dolor de cabeza, dolor articular e inflamación glandular (de los ganglios linfáticos).

Además de doloroso, puede presentar mayores dificultades si el zóster daña un nervio facial, ya que puede paralizar algunos músculos de la cara, la pérdida de la audición o del movimiento del ojo, la caída del párpado o ptosis, problemas en el sentido del gusto y de visión.

Aunque hayamos pasado la varicela, el cuerpo no se deshace del virus. Este permanece inactivo, latente, en algunos nervios del cuerpo y, si se activa años después, ocurre la culebrilla. Las razones por las que el virus se vuelve a activar no son del todo claras, ya que puede afectarle a cualquier grupo de edad sin importar el género.

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Existen algunos factores de mayor riesgo para desarrollar este herpes, como tener más de 60 años, haber padecido varicela antes del primer año de vida o tener un sistema inmunitario débil (por estar recibiendo medicación o sufriendo alguna enfermedad). De hecho, si una persona que nunca pasó la varicela tiene contacto con el zóster, puede desarrollar la varicela y no la culebrilla.

Para tratar el herpes zóster, los médicos recetan un medicamento que combate el virus, un antiviral que ayudará a disminuir el dolor, prevenir futuras posibles complicaciones y acortar el tiempo que dure la enfermedad. También pueden recetar antihistamínicos para reducir la picazón, analgésicos o algunas cremas que contengan capsaicina.

Es esencial iniciar el consumo de estos fármacos dentro de las primeras 72 horas tras sentir los primeros síntomas para optimizar su eficacia. Si la inflamación y el dolor se agrava, puede recurrirse a corticoides como la prednisona, un potente antiinflamatorio que puede ayudar a aliviar el dolor.

Otra medida también importante para combatir este virus es el descanso. Reposar en la cama hasta que baje la fiebre facilitará el proceso de enfermedad, así como cuidar la piel mediante la aplicación de compresas húmedas y frías para reducir el dolor o tomar baños calmantes.

Siguiendo correctamente el tratamiento, el herpes debería desaparecer a las dos o tres semanas y con posibilidades casi nulas de reaparición. Si la culebrilla llega a dañar los nervios, el dolor puede durar de meses a años, lo que se conoce como neuralgia posherpética.