El cáncer de mama es uno de los que más ha avanzado en cuanto a diagnóstico y a tratamiento de la enfermedad. La concienciación de la sociedad ha impulsado las investigaciones científicas, hasta tal punto que la tasa de supervivencia aumenta constantemente y las muertes asociadas disminuyen. Esto se está consiguiendo gracias a a detección temprana, un nuevo enfoque de tratamiento personalizado y una mejor comprensión de la enfermedad
Según los datos que ofrece el Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), 34.740 nuevos casos de cáncer de mama fueron diagnosticados en nuestro país el año pasado, lo que supone casi el 30% de los tumores diagnosticados en las mujeres.
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El cáncer de mama surge cuando algunas células de la mama crecen de forma anormal y se dividen más rápido que las sanas. La acumulación de las células malas terminan por formar un bulto o tumor en el pecho. Las células pueden diseminarse a los ganglios linfáticos o a otras partes del cuerpo, lo que significa que el cáncer habrá desarrollado metástasis.
Estas células que crecen de forma anormal suelen encontrarse en los conductos que producen la leche (carcicoma ductal invasivo), aunque también puede dase en el tejido glandular o lobulillos (carcinoma lobulillar invasivo) o dentro de la propia mama. Cada tipo de tumor se trata de manera específica para maximizar la eficacia del tratamiento.
Los expertos relacionan factores hormonales, de estilo de vida e incluso ambientales que pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama; pero no termina de estar claro por qué algunas personas que no presentan factores de riesgo desarrollan cáncer, mientras que otras que tienen factores de riesgo no lo hacen.
La British Journal of Sports Medicine ha publicado un estudio en el que ponen el foco en cómo el estilo de vida tiene un impacto sobre el desarrollo o no de la enfermedad. El objeto de estudio de la investigación fue evaluar si la actividad física durante toda la vida o el tiempo sedentario pueden estar causalmente asociados con el riesgo de cáncer de mama en general, antes y después de la menopausia y por grupos de casos definidos por las características del tumor.
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A través del análisis de los genotipos de las pacientes, el estudio proporciona pruebas sólidas de que una mayor actividad física y un menor tiempo sedentario probablemente reduzcan el riesgo de cáncer de mama. Es decir, que es posible reducir el riesgo de padecer el cáncer más común en las mujeres si adoptamos otro estilo de vida y abandonamos el sedentarismo.
Además de la actividad física, los expertos llevan años aconsejando sobre la importancia de llevar un estilo de vida saludable para prevenir, en definitiva, cualquier tipo de cáncer. No fumar, limitar la ingesta de alcohol, seguir una dieta rica en frutas y vegetales y protegerse de la radiación solar son algunas de las recomendaciones que también podemos seguir.
En el caso del cáncer de mama, es importante que las mujeres se familiaricen con sus pechos mediante autoexámenes. De esta manera, podrá percibir a tiempo si hay alguna anomalía o algo atípico en el pecho.