Los personajes gordos, los olvidados en las series y películas españolas: sólo un 3,3% presenta un cuerpo no normativo

El Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales ha presentado un informe en el que se pone de manifiesto la falta de diversidad corporal en la ficción de nuestro país

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Laura Galán en una escena
Laura Galán en una escena de 'Cerdita'

Son cuerpos a los que aspiramos, ya sea para parecernos a ellos o para acostarnos con ellos. ¿Cuáles son las razones de mostrar estos cuerpos y no los de verdad? (...) Es una estilización, una idealización. Igual que muestro piscinas y casas de ensueño, muestro también cuerpos de ensueño”, declaró el creador de Élite, Carlos Montero, a Fotogramas sobre por qué los personajes de la exitosa serie de Netflix no reflejaban la diversidad corporal que habita en los institutos corrientes del planeta.

Con uniformes prohibitivos y ensoñaciones libidinosas, la serie sobre los estudiantes que tienen relaciones sexuales en cada rincón del aula es uno de los ejemplos empleados por el Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA) para plasmar el escaso porcentaje de cuerpos no normativos en la ficción.

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Sólo un tres por ciento de los personajes (3,3%) que han habitado nuestras pantallas (ya sea en las grandes o en las pequeñas) son percibidos como gordos. En un año de ficción, ODA ha analizado a un total de 1.721 personajes, de los cuales únicamente 57 contaban con un cuerpo alejado de los cánones de belleza contemporáneos y occidentales.

“Sé lo que se sufre, es terriblemente doloroso exponer tu cuerpo y vivir, esto provoca una violencia gigante”, ha declarado Ángela Rodríguez, secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, en la presentación del informe este martes en Madrid. “Nunca se habla de salud mental, analizan quiénes somos por lo que pone en la báscula”, ha proseguido. “En España se ha reconocido cómo se trató a Rosa en Operación Triunfo, daba igual cómo cantara, el problema es que era gorda”, una situación con la que la propia Rodríguez se siente identificada. “Por ser gorda tengo menos validez política”, ha apostillado.

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Años después de su estreno, la audiencia ha puntualizado la locura que supuso calificar al personaje de Renée Zellweger en El diario de Bridget Jones como una persona “gorda” que estaba “amargada” por el simple hecho de que nunca iba a encontrar un hombre que pudiera completar su supuesta “infelicidad”. “Bridget, la mujer que no se esfuerza lo suficiente por ocupar un cuerpo determinado y que merece el castigo de la sociedad de estar sola”, indica Rodríguez.

En 2020 (según datos proporcionados por el INE), más de la mitad de la población se situaba por encima del denominado “normopeso”, considerado el adecuado para una salud óptima (el 61,4 por ciento en el caso de los hombres y el 46,1 por ciento en las mujeres), resultando todavía más preocupante que en la ficción audiovisual los cuerpos normativos sean tan abrumadoramente mayoritarios.

“En España se ha reconocido cómo se trató a Rosa López en Operación Triunfo, daba igual cómo cantara, el problema es que era gorda”
Renée Zellweger en 'El diario
Renée Zellweger en 'El diario de Bridget Jones'

Un cambio con ‘Cerdita’

“Hasta mí han llegado historias de gente que ha insultado a nuestra protagonista en las proyecciones. Se han salido de la sala en el momento de la masturbación al grito de: ‘¡Menuda porquería!’”, indica Carlota Pereda, directora de Cerdita, el slasher que ahondaba en la historia de una joven que era ridiculizada por su peso. La cineasta ha elaborado una carta para el informe en la que recaba en las reacciones que su cinta generó en los espectadores.

“La incomodidad surgía cuando ese cuerpo se humanizaba, adquiría una dimensión compleja, real, sexual, fuerte. La transgresión entraba cuando empezamos a mostrar a un ser humano real”, indica. Según los datos del ODA, sólo el 1,7 por ciento de los personajes con un cuerpo no normativo tenían una trama en la ficción que no tenía que ver con su gordura.

Cerdita supone un antes y un después”, ha indicado el actor Carlos Indriago en la presentación, pues por primera vez se presenta a una “gorda que no es amable”. El personaje interpretado por Laura Galán es una joven que, harta de que su cuerpo sea diana de todas las burlas, intenta vengarse de sus bullies. “Si el personaje no es gordito o tiene sobrepeso, no tendremos oportunidad de acceso a papeles”, ha añadido Indriago, que ha admitido que llegó a pesar 110 kilos, que estuvo 10 años sin bañarse y que llegó a llevar una faja durante otros ocho. “No hay oportunidades porque los castings incluyen la corporalidad desde el guion, que es donde radica el gran problema”, ha precisado.

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Laura Galán en una escena
Laura Galán en una escena de 'Cerdita'

La mayoría de personajes gordos se concentran en el drama (que cuenta con la mayor cantidad de producciones totales) y en la comedia (donde, aunque no aparezcan dichos personajes como alivios cómicos, es posible que esta mayor presencia porcentual tenga que ver con la tradición de emplear la corporalidad como elemento risible).

Durante dos años, y tras analizar 99 películas y 61 temporadas de 59 series de ficción, el Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales ha llegado a la conclusión de que la representación de los distintos cuerpos que habitan en la sociedad sigue siendo una asignatura pendiente. No en vano, en las películas sólo encontramos 40 personajes de un total de 741, que equivalen a apenas un 5,4 por ciento. Mientras, en ficción seriada, son 46 de un total de 980, lo cual significa un escaso 4,7 por ciento.

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Un porcentaje inexistente

Los datos empeoran cuando se trata de personajes que, además de presentar un cuerpo alejado de los estándares, están asociados al colectivo LGBTIQA+. Las anotaciones del informe elaborado por el ODA apuntan a personajes que, cuando entran dentro de esta intersección, se mueren al inicio de la trama o cuentan con un cuerpo que los expertos no consideran como no canónico.

Los números sobre personajes gordos racializados son igual de bajos que en el caso de los personajes LGBTIQA+, de modo que da la sensación de que un mismo protagonista solo puede tener una variable: o ser queer, o no ser blanco o tener un cuerpo alejado del “normopeso”. En el caso de la discapacidad, los números son tan bajos que, cuando buscamos una intersección con cuerpo gordo, las cifras resultan anecdóticas.

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