La opinión de un médico español sobre el miedo a no despertar tras la anestesia

Andreu Cueva, anestesista, asegura que despertarse a mitad de la intervención quirúrgica es “algo que en el pasado podía ocurrir, pero que hoy en día es prácticamente imposible”

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Anestesia. (Archivo)
Anestesia. (Archivo)

Cuando te anuncian que tú o que un familiar necesita una intervención quirúrgica, saltan todas las alarmas. Entrar en un quirófano no es algo agradable para nadie por los riesgos que conlleva una operación, pero a la preocupación y el miedo por la propia intervención, se suma el temor a la anestesia general, por todos los mitos que giran en torno a ella.

Andreu Cueva, médico anestesista del Hospital Vithas Valencia Consuelo, ha explicado que tanto el miedo a no despertar tras la anestesia como despertarse durante la intervención son “temores infundados” que “no pasan nunca” gracias a las técnicas y las anestesias que se utilizan actualmente y al avance que ha experimentado la medicina en los últimos años.

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De esta manera, ha señalado que despertarse a mitad de la intervención quirúrgica es “algo que en el pasado podía ocurrir, pero que, hoy en día, con las técnicas que utilizamos y las anestesias, es prácticamente imposible porque tenemos monitorizadas determinadas zonas cerebrales, para saber a qué profundidad está durmiendo el paciente”.

De hecho, ha precisado que las anestesias actuales “tienen una duración determinada porque los fármacos que se utilizan funcionan por un tiempo, que se calcula en función de la cirugía que se vaya a realizar”. “Hay un porcentaje muy alto de pacientes que acude asustado a la consulta previa a la intervención porque, de alguna manera, van a dejar su vida en manos de una persona que no conocen, pero al tratarlos previamente les cambia la percepción y disminuye el miedo”, ha remarcado.

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Una dosis adaptada al milímetro

Además, el especialista, ha insistido en que el trabajo de los anestesistas es “acompañar durante todo el proceso quirúrgico al paciente”. “Hay un trabajo antes de la cirugía, durante la propia cirugía con la anestesia y también después, ya que hay que estar seguro de que ha salido todo bien, que el paciente no tenga dolor ni náuseas, y que la salida del paciente del bloque quirúrgico se realice de manera correcta”, ha detallado.

Asimismo, ha recalcado que antes de cada intervención “se detectan los problemas de salud que tiene el paciente y que puedan influir en el procedimiento”, para, de esta manera, “contrarrestar los efectos que puedan tener durante la cirugía y que no deriven hacia otras cuestiones”.

En el quirófano, la labor de los anestesistas implica un trabajo “muy importante”, ha incidido, de vigilancia y de intervención, donde “se adapta el cuerpo del paciente y, según el momento quirúrgico, se sube o baja la frecuencia cardíaca o la presión arterial”. “Se trata de adaptar la posible respuesta que vaya a realizar el cuerpo para que pueda afrontar la intervención de la mejor manera posible”, ha apuntado.

Una cirugía en un quirófano.
Una cirugía en un quirófano. (Archivo)

Las ventajas de la anestesia local

En este contexto, el doctor ha puesto en valor la anestesia locorregional, un tipo de anestesia que se utiliza para bloquear únicamente los nervios de una zona concreta, como puede ser un pie o un brazo, sin necesidad de dormir el cerebro.

En opinión del especialista, esta técnica “tiene muchas ventajas, ya que actúa a nivel local y la vuelta a la normalidad tras el postoperatorio es más rápida”. De esa manera, se pone de manifiesto “la adaptación de la anestesia a la nueva era de la medicina y la evolución tan grande que ha tenido en los últimos años”.

(Información elaborada por Europa Press)

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