Un conocido contaminante común en los hogares puede alterar las células de los seres humanos

Una investigación publicada en la revista ‘Science’ identifica nuevas cualidades del formaldehído, que está especialmente concentrado en diversos productos utilizados en la construcción, la fabricación de muebles, la industria textil y productos capilares

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Un conocido contaminante común en los hogares puede alterar las células de los seres humanos.

Una nueva investigación ha descubierto que el formaldehído, un contaminante muy extendido y metabolito común en nuestro organismo, presente en muchos productos usados diariamente en la limpieza del hogar, tiene la capacidad para interferir y alterar la programación epigenética de las células. “El formaldehído tiene la capacidad de modificar el paisaje epigenético de nuestras células, lo que podría contribuir a las bien documentadas propiedades cancerígenas que tiene”, sostienen los científicos involucrados.

Hasta la fecha, este contaminante ambiental, presente también en sustancias como el humo del tabaco o la combustión de la gasolina, solo se consideraba un mutágeno del ADN, pero gracias a estos hallazgos se ayuda a establecer un nuevo vínculo entre este elemento y el cáncer, según un estudio español publicado este jueves en la revista Science.

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La publicación de esta investigación ha sido dirigida por Christopher J. Chang, de la Universidad de Berkeley en California, Estados Unidos. Su equipo es pionero en estudios de los efectos de diversos productos químicos sobre el metabolismo celular. “La investigación se ha centrado en investigar los efectos de altas concentraciones de formaldehído en el organismo, sustancia que ya se ha asociado a un mayor riesgo de desarrollar cáncer (tumores nasofaríngeos y leucemia), degeneración hepática por hígado graso (esteatosis) y asma”.

La investigación indaga en las formas en las que este contaminante entra en los cuerpos. Manel Esteller, uno de los autores, asegura que “el formaldehído entra en nuestro organismo principalmente a través de la respiración y, como se disuelve bien en un medio acuoso, acaba llegando a todas las células de nuestro cuerpo” y que “está especialmente concentrado en diversos productos utilizados en la construcción, la fabricación de muebles, la industria textil y algunos productos capilares”.

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Dónde podemos encontrar formaldehído

Esteller, Pontel, y García, investigadores del Institut Josep Carreras
Esteller, Pontel, y García, investigadores del Institut Josep Carreras

El descubrimiento ha sido llevado a cabo por Lucas Pontel, jefe de grupo del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, y el Manel Esteller, jefe de grupo y director de la misma institución. El formaldehído se puede encontrar en productos antisépticos, medicamentos, cosméticos, líquidos para lavar platos, suavizadores de telas, artículos para el cuidado de zapatos, limpiadores de alfombras, pegamentos y adhesivos, barnices, papel, plásticos y en algunos productos de madera, según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) de Estados Unidos.

“La epigenética, que son los mecanismos químicos que controlan la actividad de los genes, permite a nuestras células, tejidos y órganos adaptarse a las circunstancias cambiantes del entorno que os rodea. Sin embargo, esta ventaja puede ser también un inconveniente, ya que esta regulación epigenética puede verse alterada más fácilmente por toxinas que la secuencia genética más estable del ADN”, asegura el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras.

Además de ser un contaminante medioambiental, el formaldehído también puede formarse en los organismos de las personas a través del metabolismo de sustancias como el edulcorante aspartamo, considerado potencialmente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y presente en bebidas energéticas y productos edulcorados.

“Hemos descubierto que el formaldehído es un inhibidor de la proteína MAT1A, que es la principal productora de Sadenosil--metionina (SAM) y esta última molécula es el donante universal del grupo químico metilo que regula la actividad epigenética. En concreto, hemos visto que la exposición al formaldehído induce una reducción del contenido de SAM y provoca la pérdida de metilación de las histonas, proteínas que empaquetan nuestro ADN y controlan la función de miles de genes”, zanja Esteller.

Las autoridades sanitarias internacionales cada vez restringen más el uso de formaldehído, pero todavía existen ámbitos laborales en los que se utiliza en altos niveles, como en la fabricación de resinas, la producción de plástico, las fundiciones industriales o la industria cosmética.

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