Las 16 fobias más comunes en España: desde el miedo al agua hasta el pavor por los fantasmas

Se puede tener una fobia hacia casi cualquier cosa, aunque hay una clasificación que las agrupa en tres grandes grupos: fobia simple, fobia social y agorafobia

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Ilustración de un hombre asustado por la sombra de un perro. (Getty)
Ilustración de un hombre asustado por la sombra de un perro. (Getty)

Pocas emociones son tan primitivas como el miedo. Es un mecanismo evolutivo vital para garantizar la supervivencia. El miedo es la respuesta natural e inevitable ante una situación que resulta amenazante. Nos pone en alerta ante un peligro y nos prepara para afrontarlo. Pero, ¿qué pasa cuando la fuente del miedo no supone una amenaza real? Y, ¿qué pasa si nos paraliza y controla?

Entonces hablamos de la fobia, un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos, animales o situaciones concretas que representan poco o ningún peligro real. El trastorno existe como tal cuando la vida del que la padece se ve condicionada. El temor se hace tan extremo que la persona realiza cambios en su vida para evitar la fuente de su ansiedad.

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Se puede tener una fobia hacia casi cualquier cosa, aunque hay una clasificación que las agrupa en tres grandes grupos. Por un lado, se encuentra la fobia simple, que es un “miedo aprendido” que se caracteriza por el miedo irracional hacia objetos o animales. Por otro lado, está la fobia social, que surge en un determinado tipo de situaciones sociales y se produce por temor a ser juzgado por los demás y, en consecuencia, ser rechazado.

El último tipo es la agorafobia, que consiste en evitar distintos tipos de situaciones que tienen algo en común, pero lo que se está tratando de evitar no es la situación como tal, sino tener ansiedad y, sobre todo, llegar a tener un ataque de pánico. Es decir, es miedo a situaciones que podrían provocar ansiedad o ataques de pánico, es el miedo al miedo.

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Dentro de estos grupos, hay muchos tipos de fobias comunes, que si bien sus nombres no se utilizan en el ámbito clínico, ni académico, están muy extendidos y hacen referencia a realidades clínicas. El Manual MSD de consulta para los médicos y farmacéuticos cuenta con un listado con las fobias más frecuentes:

  • Acrofobia: miedo a las alturas.
  • Amatofobia: miedo al polvo.
  • Astrafobia: miedo al trueno y al relámpago.
  • Aviofobia: miedo a volar.
  • Belonefobia: miedo a las agujas, los pinchazos u otros objetos cortantes.
  • Brontofobia: miedo a los truenos.
  • Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados.
  • Gefirofobia: miedo a cruzar puentes.
  • Hidrofobia: miedo al agua.
  • Odontotofobia: miedo a los dentistas.
  • Fartofobia: miedo de eliminar flatos en un lugar público.
  • Fasmofobia: miedo a los fantasmas.
  • Fobofobia: miedo a tener miedos o a desarrollar una fobia.
  • Triscaidecafobia: miedo a todas las cosas asociadas con el número 13. Se debe a la superstición que hay en torno a este número. De hecho, hay edificios y hoteles que saltan de la planta 12 a la 14 para evitar incomodar a las personas que tienen creencias negativas asociadas.
  • Tripanofobia: miedo a las inyecciones.
  • Zoofobia : miedo a los animales en general, aunque es habitual temer a animales concretos como perros, arañas, serpientes o ratones.

¿Cómo superar una fobia?

Las personas que padecen una fobia cometen una serie de distorsiones mentales cognitivas, es decir, asumen una serie de perspectivas sesgadas sobre ellos mismos, sobre el mundo que les rodea y sobre aquello a lo que temen. Por ejemplo, el que tiene fobia a los perros magnifica el peligro que estos puedan suponer. Para romper el bucle del miedo que se retroalimenta a sí mismo, los psicólogos aconsejan recurrir a unas estrategias de regulación emocional que les ayuden a cambiar la idea inicial que tienen.

La principal es la aceptación, que consiste en asumir que se tiene una fobia y no evitar el tema. En este punto, los psicólogos recomiendan acudir al apoyo social para afrontar esta situación, de manera que compartir el problema con familiares o amigos con los que se tenga confianza puede resultar muy positivo.

La siguiente estrategia es la reinterpretación, reflexionar sobre el propio miedo y preguntarse qué lo provoca, es decir, cuestionarlo, hacerse preguntas y reconstruir el concepto que se tiene sobre aquello que se teme. En último lugar, se deben tomar decisiones encaminadas a enfrentarse a este miedo. En este camino por vencer la fobia es muy útil acudir a un experto que te ayude.

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