El ictus es un accidente cerebrovascular que ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o se reduce y se priva al cerebro de oxígeno y nutrientes esenciales. Según la Clínica Universidad de Navarra, es una de las causas más importantes de incapacidad permanente de los adultos y la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres).
Cuando una persona sufre un ictus, cada minuto que pasa reduce las probabilidades de recuperación y las secuelas de este tipo de accidente cerebrovascular pueden tener un efecto discapacitante importante en la vida posterior del paciente. Por tanto, conocer cuáles son los síntomas de un ictus es clave para recibir atención médica inmediata y reducir las consecuencias del ictus.
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Qué es un ictus y por qué se produce
Según el Hospital Clínic de Barcelona, un ictus es la “interrupción de la circulación de sangre que llega al cerebro debido a que un vaso sanguíneo se ha roto o ha quedado taponado”. En consecuencia, la sangre no puede llegar de forma correcta al cerebro y las células nerviosas afectadas no reciben oxígeno y se mueren.
En el 85% de los casos, se trata de una interrupción súbita del flujo sanguíneo a una parte del cerebro, también conocida como isquemia cerebral. Por otra parte, en el restante 15% de los pacientes, el ictus se produce como consecuencia de una rotura de arteria o vena cerebral, lo que se denomina hemorragia cerebral.
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Cuáles son los síntomas de un ictus
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más de 110.000 personas sufren un ictus en España cada año, de las cuales al menos un 15% fallecerá y un 30% se quedará en situación de dependencia funcional. En general, los indicios de un ictus inminente incluyen los siguientes síntomas:
- Pérdida de fuerza repentina en partes del cuerpo (cara, brazo y/o pierna, por ejemplo)
- Desviaciones de la comisura de los labios
- Dolor de cabeza fuerte y súbito
- Pérdida parcial o total de la visión
- Dificultad para hablar
- Vértigo
- Pérdida de sensibilidad u hormigueos en la cara, brazos y piernas
Eliminar o reducir los factores de riesgo ayuda a prevenir el ictus
Según la Fundació Ictus, en gran medida, se puede evitar la enfermedad eliminando ciertos hábitos como el consumo de tabaco o el sedentarismo, así como evitar el estrés y el consumo de alcohol. Además, controlar el peso, seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio de forma regular también contribuye a disminuir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, así como controlar la ingesta de azúcar, vigilar el colesterol, tomarse el pulso y reducir la presión arterial.
Sin embargo, no todos los factores de riesgo se pueden cambiar como, por ejemplo, la edad, los factores genéticos o la etnia, ya que el riesgo de sufrir un ictus es desigual en función de esta. Según la Fundació Ictus, las personas negras y los latinoamericanos tienen mayor incidencia y mortalidad por ictus que, por ejemplo, las personas caucásicas.