Cada año se diagnostican en España alrededor de 40.000 nuevos casos de Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que no sólo afecta al paciente, sino a todo su entorno personal y familiar. El Alzheimer es un tipo de demencia que impacta en la memoria, el pensamiento y el comportamiento y los síntomas empeoran con el tiempo hasta que llegan a interferir con la vida cotidiana. Los principales factores de riesgo son la edad, la herencia y los antecedentes familiares, pero también hay algunos hábitos modificables que contribuyen significativamente al desarrollo de la enfermedad. Con motivo del Día Mundial de Alzheimer, la asociación Nofumadores ha advertido que el tabaco está detrás de un 14% de todos los casos de Alzheimer en el mundo y que fumar cigarrillos aumenta en un 40% el riesgo de desarrollar este trastorno cerebral.
En la actualidad hay más de 800.000 personas en España que sufren esta condición neurodegenerativa, según cifras de la Sociedad Española de Neurología (SEN), de las cuales se estima que unos 150.000 casos se deberían al tabaco. Aunque los mecanismos que llevan a desarrollar Alzheimer todavía son poco conocidos, la exposición crónica al humo de tabaco ha sido relacionada con un gran incremento del estrés oxidativo, acelerador de enfermedades neurodegenerativas. Fumar tabaco también aumenta el riesgo de padecer otras patologías, como el ictus o la hipertensión, que también se relacionan con el Alzheimer.
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“No es sorprendente la correlación entre cigarrillo y cualquier tipo de demencia. Lo sorprendente es el silencio que existe alrededor y que no se tenga en cuenta el coste económico y emocional para las familias de estos enfermos a la hora de aprobar una nueva Ley del Tabaco”, ha apuntado la presidenta de Nofumadores, Raquel Fernández Megina.
El humo pasivo incrementa el riesgo de sufrir demencia en más de un 25%
Mientras el riesgo de sufrir los demás tipos de demencia se eleva un 30% para los fumadores activos, las personas que inhalan el humo de tabaco, los llamados fumadores pasivos, también se exponen a un riesgo significativo de padecer Alzheimer y otros tipos de demencia. Según la Comisión para la Demencia de la revista The Lancet, el humo pasivo incrementa el riesgo de desarrollar demencia en más de un 25%. Es más, el riesgo aumenta con el nivel de exposición: a mayor duración y frecuencia, mayor riesgo de desarrollar estas enfermedades.
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La presidenta de Nofumadores tacha de “absolutamente inaceptable” la situación actual en las terrazas de hostelería donde “es imposible” no exponerse al tabaco ajeno. Asegura que “ahora tenemos un motivo más para exigir la ampliación de los espacios libres de humo de tabaco y vapeadores”. La asociación propone exigir compensaciones económicas a las tabaqueras para ayudar a sufragar el cuidado y tratamiento de los mismos.
¿Cómo afecta el humo al cerebro?
Las consecuencias para el cerebro de fumar están probablemente relacionadas con los efectos del tabaco en los vasos sanguíneos, según Nofumadores. Al fumar se incrementan los niveles de un químico de la sangre llamado homocisteína, el cual es tóxico para las arterias. Los altos niveles de este compuesto se han relacionado con un incremento del riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares (ictus) y demencia.
Las arterias de los fumadores sufren de aterosclerosis desde décadas antes, lo cual resulta muy peligroso para el cerebro, ya que es el sistema cardiovascular a través del flujo sanguíneo el que hace llegar al cerebro oxígeno y nutrientes.
En el comunicado emitido por la asociación, la presidenta de Nofumadores exhorta a los poderes públicos a “avanzar en medidas de prevención de tabaquismo, tanto activo como pasivo, para reducir el número de enfermos de alzhéimer, así como los costes tanto materiales como emocionales, que supone esta enfermedad para quien la sufre y su entorno”.