Cuando se asocia el término “pandemia” a una enfermedad, normalmente esta dolencia es conocida entre el gran público. Sin embargo, existen casos en los que el virus causante se propaga silenciosamente a nivel mundial, pero no copa grandes titulares por su impacto diario en las cifras sanitarias de cada país. El virus HTLV-1 es un claro ejemplo de este supuesto que acabamos de mencionar.
Según el Instituto Valenciano de Microbiología (IVAMI), el HTLV-1 forma parte de la familia de virus linfotrópicos de células T humanas, y el número uno fue “el primer retrovirus humano descubierto en 1980″. Infecta de forma permanente a los linfocitos T4, una infección poco frecuente, pero que ha ido creciendo progresivamente en número de casos en los últimos años.
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Por ello, y por su elevada presencia a nivel mundial, los expertos lo consideran como una “pandemia silenciosa”. De hecho, el próximo día 15 de septiembre tendrá lugar en el Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM) una reunión de la Red Europa de Investigación en Infección por HTLV-1, con el fin de actualizar los conocimientos sobre él.
Las enfermedades que puede provocar el virus HTLV-1
Las dos principales enfermedades derivadas de este virus son la mielopatía y la leucemia. Eso sí, solo el 10 % de las personas infectadas con este virus desarrolla estas enfermedades”, según ha destacado Vicente Soriano, Vicedecano de Investigación de la Facultad de Salud de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en declaraciones a Europa Press. “El problema es que no hay fármacos para tratarlos ni vacunas para prevenir el contagio”, añade.
La mielopatía es “un trastorno lentamente progresivo de la médula espinal”, según señala el Manual MSD, referencia en el ámbito médico para el diagnóstico de enfermedades. Las personas que sufren esta enfermedad derivada del HLTV-1 presentan como síntomas debilidad progresiva en los músculos de ambas piernas, incapacidad para sentir vibraciones en los pies e incluso dejan de tener la percepción de donde se encuentran, rigidez en extremidades y trastornos del tracto urinario: pérdida de control de la vejiga o necesidad de orinar de forma urgente y recurrente.
En el caso de la leucemia, los pacientes pueden padecer síntomas muy variados. Desde fatiga, pasando por adenopatías (enfermedad de las glándulas), infecciones, lesiones cutáneas, placas, infecciones bacterianas, fúngicas o por gérmenes, problemas del Sistema Nervioso Central, derrames pleurales (acumulación de líquido en el espacio existente entre pulmones y pared torácica y ascitis (acumulación de líquido en la zona del abdomen.
En la actualidad, el tratamiento de ambas enfermedades es complejo. Por un lado, ningún fármaco o terapia se han mostrado eficaces para este tipo de mielopatía. Únicamente el interferón alfa, la inmunoglobulina intravenosa y/o los corticoesteroides pueden retrasar su progresión. En segunda instancia, la leucemia se trata con quimioterapia y agentes antirretrovirales, aunque con un mal pronóstico de supervivencia.
Cómo se contagia el virus de la pandemia silenciosa y cuántos casos hay en España
El HTLV-1 es un virus endémico en América Latina, Caribe, África Subsahariana y Japón, y está presente en todos los continentes. El número de casos va creciendo progresivamente y la poca información actual, tanto entre médicos como entre la población, justifican el calificativo de “silencioso”. En España hay registros desde el año 1989 y desde entonces se han notificado 451 casos. Pero ¿cómo se contagia entre personas?
Hay cuatro vías principales de propagación: contacto sexual, consumo de drogas recreativas que se inyectan en vena o piel, exposición a la sangre y a través de la leche materna de madre a hijo lactante.
La detección de este virus se lleva a cabo con prueba serológicas, “mediante la detección de anticuerpos específicos contra el virus tanto en sangre como en líquido cefalorraquídeo (LCR), utilizando ensayos de tamizaje como el inmunoensayo ligado a enzimas (ELISA)”, tal y como señala la biblioteca de revistas científicas SciELO.
Diferencia entre HTLV-1 y HTLV-2
El HTLV-1 y el HTLV-2 pertenecen a la misma familia y, en consecuencia, comparten similitudes en lo referente a la estructura del genoma y las propiedades de sus proteínas. No obstante, si el bien los efectos perjudiciales del primero en la salud humana han sido comprobados, en el caso del HTLV-2 no hay ninguna relación por ahora con enfermedades humanas graves.
Eso sí, el IVAMI informa que se asocia con “un aumento en la mortalidad general por cáncer”, pero sin provocar trastornos hematológicos y solo en casos muy escasos se le relaciona con la mielopatía. Todavía faltan estudios para conocer su impacto definitivo en la clínica humana.