Ya es habitual tildar de fracaso cualquier resultado que no signifique victoria incontestable. La derrota cada vez tiene menos espacio en las biografías y la frustración amplía su presencia como un virus que pudre el bienestar. La presión por triunfar genera incapacidad y miedo a intentarlo. Como si perder fuera una opción y no una parte innegociable del proceso.
El miedo paraliza y es esa parte, el bloqueo, la que combate la Académie de la Haute Performance, un centro de psicología deportiva para profesionales y amateurs que aterrizó en España el pasado febrero. La empresa nace en 2019 para suministrar ayuda en clave deportiva, pero poco a poco pretende expandir sus funciones a campos más genéricos.
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Entre sus adeptos se encuentran, entre otros, Laura Tarantola, medallista en la disciplina de Remo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y Alexandra Recchia, cinco veces campeón mundial de Karate, aunque aseguran que eso es solo el “escaparate” de la academia, que también ayuda a personas anónimas con problemas algo más cotidianos. La empresa lleva unos pocos meses en España y su director en esta sucursal, Lionel Barrachin, asegura que entre sus nuevos clientes se encuentra “una top cinco del tenis español”, identidad que prefiere no revelar.
“Cuando ves la derrota como un fracaso, vives en la ilusión de que ganar da más ganancias que perder. A un niño le da igual perder o ganar, disfruta del momento. A los deportistas les quitamos esa idea para que comprueben que ganar no les hará mejor persona. Así logramos que se alejen del resultado y se concentren en el momento presente para que disfruten. Que no te dé miedo el resultado, porque lo vas a dar todo”, asegura el director en España.
Para ello, esta empresa de psicología deportiva trabaja sobre la idea de la “despolarización”, una tarea a medio y largo plazo que ayuda a desinhibir a la persona del estrés que supone afrontar un objetivo exigente, una aspiración que se siente como vital.
Un método para fortalecer la salud mental
“Con despolarización hablamos de huir de los polos —alega Barrachin sobre las ideas extremas que pueden rondar a una persona—. Por ejemplo, un niño nace despolarizado. Cuando juega con una pelota no piensa en ganar o perder, cuando habla no tiene miedo a hablar en público o en lo que piensan los demás. Está equilibrado y en el momento presente, pero poco a poco se irá polarizando y adoptará ciertos complejos”, dice. Esos prejuicios e ideas preconcebidas que se construyen pueden acabar, según los creadores de este proyecto, acaparando un exceso de protagonismo en las preocupaciones y objetivos.
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“Tenemos gente con miedo a perder, otros con miedo a ganar y ser número uno, otros que han perdido su confianza por una lesión, gente con problemas de confianza o ataques de ansiedad... Siempre problemas mentales. Trabajamos en la identidad de la persona para que le ayude tanto en su vida profesional como en la privada, para que muchos rompan esos techos de cristal que sienten”, sostiene el director. Abandonar ciertos prejuicios, reconstruir la autoestima o destruir los prejuicios, extrayendo el lado positivo de cada decisión, es la raíz de la “despolarización” que trabaja la Academia de Alto Rendimiento.
Este modelo ha servido para que más de 600 deportistas se hayan unido a la Academia, que ahora ha inaugurado una sede en la madrileña zona de Cuzco. El método es especialmente útil si la intención es aprender a colocar cada objetivo en el lugar que merece. Lionel Barrachin reconoce que los tiempos que corren intoxican al ciudadano, al que se le exige la perfección cada día de su vida: “Con las redes sociales hemos creado un mundo donde todo el mundo es perfecto, porque todo el mundo enseña sus victorias, nadie enseña sus malos momentos en Instagram. Polarizamos el mundo y no es bueno”, zanja.
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