Basta echar un vistazo al número de plazas de médicos internos residentes (MIR) que este año han quedado vacantes en la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria —131— para saber que algo no funciona bien. Y así se ha repetido, además, en años anteriores. Los jóvenes que deben decidir su futuro saben que las condiciones laborales de los médicos en Atención Primaria distan mucho de ser buenas y que es un sector cada vez más precarizado y saturado, tal y como han denunciado los propios sindicatos sanitarios, lo que ha hecho colgar la bata a muchos profesionales.
La carga de trabajo de los médicos de familia es la mayor de todos los profesionales con diferencia, recuerdan desde el Sindicato Médico de Granada, que asegura que más del 35% de estos facultativos tienen cupos excesivos, además de haber perdido un 20% de poder adquisitivo desde 2010 por los recortes. Por eso, entre otras razones, son muchos los médicos que, como Dunia Montalvo, una joven de 30 años, han decidido dejar la profesión a pesar de tener vocación y querer “mejorar la vida de los pacientes”. Tiró la toalla hace apenas unas semanas después de trabajar como médica residente desde 2019 y varios meses ya como especialista.
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La decepción y la frustración, cuenta esta médica a Infobae España, se fueron acumulando a medida que no podía atender a los pacientes “con el tiempo que merecen” dentro de un sistema al que califica de “abusivo”. “Sentía que hacía las cosas mal un día tras otro, que el cansancio podía más, porque no atiendes a la gente como se merece. La Administración se aprovecha del personal presionándote con agendas infinitas de mínimo 30 pacientes y no puedes dedicarles ni 10 minutos porque no llegas”, añade.
Aunque cada médico de familia debería tener, como máximo, 1.500 pacientes asignados, la realidad es bien distinta, ya que casi el 40% de estos facultativos superan esa cifra, según datos de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) publicados el pasado mes de enero.
A ello se suman, además, los problemas administrativos: “A veces parecíamos secretarios, meros derivadores de pacientes, porque te entierran en papeleo e informes, y al final te acabas desencantando. Es un cúmulo de cosas”, resume Montalvo.
La joven también lamenta que, a diferencia de otras especialidades, en Medicina Familiar los facultativos muchas veces deben salir de la consulta para atender una urgencia en el domicilio de un paciente. “¿Te imaginas que en una especialidad como Cardiología el médico saliera de la consulta?”, se pregunta.
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La pandemia empeoró la situación
Montalvo trabajaba en un centro de salud de Logroño y, pese a las dificultades, asegura que tenía un “buen contrato”, con horario de 8:00 a 15:00 horas y con una guardia de tarde una vez por semana, aunque también aclara que era temporal y que si lo hubiera renovado, habría comenzado a hacer guardias “inhumanas” de 24 horas, como suele ser habitual en esta especialidad.
En plena pandemia, admite, tuvo esperanzas de que la situación cambiara, “de que la gente se replanteara la importancia de la sanidad pública”, y que el trabajo del personal sanitario se valoraría más, pero “los aplausos se convirtieron en estacas”, asegura, y la situación empeoró. La pandemia, por el contrario, hizo que las listas de espera empeorasen, al igual que “la crispación de la gente con los médicos”.
Si las condiciones laborales fueran mejores, Montalvo no tendría dudas en volver a retomar su puesto como médica de familia, pero por ahora no lo ve factible. De momento, está centrada en su propia salud, un aspecto que había descuidado por el trabajo, admite, y está buscando nuevas opciones.
5.000 profesionales más
De acuerdo al último informe del Ministerio de Sanidad correspondiente a 2020-2021, en Atención Primaria había disponibles un total de 36.075 equipos, de los que 29.509 eran médicos de familia y comunitaria y 6.364 pediatras. España, por tanto, tiene menos de un médico de familia o pediatra por cada 1.000 habitantes.
El Sindicato Médico de Granada estima que en España se necesitarían unos 5.000 médicos de familia en Atención Primaria más para que las cargas de trabajo “estuvieran más equilibradas”, de forma que así serían menos los facultativos que optaran por la sanidad privada o por marcharse fuera del país, como ocurre actualmente.
“La Atención Primaria necesita más presupuesto, más plantillas y más tiempo para dedicar a los pacientes”, resume Vicente Matas, coordinador ya jubilado del Centro de Estudios de este sindicato, quien recuerda que debería haber un incremento de sueldo para que los médicos de familia “puedan recuperar lo perdido desde 2020″ y que sea competitivo con los países del entorno, donde los salarios son mayores.
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