— ¿Tiene sentido que las mujeres se sometan a esta cirugía pudiendo adoptar? Hay que debatirlo. Es muy bueno que los técnicos avancemos mientras la sociedad discute todos los avances tecnológicos. La técnica siempre va por delante de la ética.
Todo paso en la historia trae consigo un debate, una revisión de principios. El paso que ha dado Francisco Carmona ha sido tan impactante que incluso él mismo considera inevitable la discusión. El médico ha sido el primer ginecólogo en España en hacer con éxito un trasplante de útero para, hace unas semanas, conseguir que una mujer que nació sin útero finalmente dé a luz a un bebé sano. Un puñado de hitos que se han dado por primera vez en España y que apenas llegan a 50 alrededor del mundo. Apenas hay 10 equipos en el mundo capaces de este trasplante y Barcelona alberga uno de ellos.
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“Es muy bueno el debate público, los progresos de la técnica tienen que ir acompañados de un progreso de la ética. De repente hemos llegado hasta aquí y ahora habrá que preguntarse si tiene sentido. ¿Vamos a dejar dinero público en esto? ¿La Inteligencia Artificial es buena o mala?”, se cuestiona el doctor del Hospital Clínic de Barcelona, que deja en el aire que la sociedad saque sus conclusiones ante esta noticia.
Para llegar al recién nacido, de nombre Jesús y nacido el pasado mes de mayo, hay que hablar primero de su madre, Tamara, una mujer que nació sin útero, con el llamado síndrome de Rokitansky, una enfermedad rara que afecta a 1 de cada 5.000 mujeres. Tamara fue seleccionada para el proceso después de que el Comité de Ética del hospital y la Consellería de Salud de Catalunya dieran luz verde al proyecto, donde una de las condiciones que se puso es que la donante estuviera viva y tuviera relación familiar: “La idea era probar que la técnica es factible para luego, si es necesario, ampliarlo”, recuerda el ginecólogo. Tamara ahora tiene un hijo sano que nació por cesárea.
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“Al hacer la operación —recuerda el doctor— una parte de la vagina quedaba aún cicatrizada, así que para el parto, si tenía que dilatarse para que pasara la cabeza podía conllevar sangrado y hemorragias. El bebé estaba maduro, así que lo ideal fue por cesárea”. El parto fue ideal, aunque el embarazo pasó por ciertas dificultades: “Le pasa al 3% de las embarazadas, tuvo mala adaptación del árbol circulatorio de la madre a la placenta. No tenemos certezas de por qué se produjo, quizá por ser un trasplante, pero no hay confirmación”, asevera Carmona.
El nacimiento no tuvo complicaciones, muy diferente al reto quirúrgico del trasplante de útero: “La operación empezó muy por la mañana el lunes y llegamos a casa a las 03.00 am del día siguiente. La primera cirugía, la de la donante, duró entre 10 y 13 horas. Luego preparamos el útero y lo analizamos y eso duró como unas 2 horas y media. La cirugía de la receptora duró entre 4 y 5 horas. La donante fue por cirugía robótica y la otra por cirugía abierta, así que todo el proceso duró unas 18-20 horas”, rememora Carmona. Once cirujanos, doce enfermeros, cuatro anestesistas y otros tantos sanitarios de soporte en otras funciones. En total, más de 20 personas para lograr el primer trasplante de útero en la historia de España.
Sin entrar en debates éticos, Francisco Carmona se ciñe a los puntos positivos de toda la investigación: “El objetivo es que mujeres incapaces de embarazarse pudieran hacerlo. Ahora tenemos un niño sano después de un trasplante de útero. La OMS define como enfermedad la esterilidad y esa parte no tenía solución. Bueno, ahora hay solución”, sentencia este reconocido seguidor de Mats Brännström —primer ginecólogo en lograr un trasplante de útero—.
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A Carmona no le tiembla el pulso en reconocer el enorme paso científico que se ha dado y que puede derivar en muchas otras cosas ajenas a la reproducción humana. “Esto permite hacer cosas que antes eran imposibles de hacer. Hemos tenido que suturar un vaso de 4 milímetros, que se rompe con mirarlo. Son avances quirúrgicos que hemos logrado y vamos a aplicar para el resto de cirugías. Las técnicas que hemos aprendido se pueden aplicar a otros trasplantes. Lo comparo un poco con el viaje a la Luna. ¿De qué sirvió? Pues puede que ninguno, pero después de eso llegó el velcro, el GPS... un montón de cosas que vienen de allí”, analiza.
La investigación en estos campos aporta conocimientos útiles para otros lugares que originalmente ni entraban en los planes. Como el propio doctor recuerda durante la conversación con Infobae España, gracias a este tipo de investigaciones, “ahora los equipos de trasplantes son capaces de bajar el peso de los niños para hacerles trasplantes de riñón. Hasta ahora no podía bajar de 20 y ahora se llegará hasta 10 kilos”.
Parir no es un derecho, como se encargan de recordar a diario las organizaciones en defensa de los derechos de la mujer. Y este proyecto tampoco quiere cambiar esa lectura sobre la maternidad. La medicina se encarga de curar lo incurable, de abrir caminos y escribir nuevos capítulos donde parecía que no había espacio para más. Este es uno de ellos.
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