El enemigo por antonomasia de un deportista resulta muy evidente: las lesiones. Todo problema físico que suponga despedirse de la competición durante un periodo de tiempo, ya sea más breve o más extenso, le pone en un brete. No sólo por tener que dejar de hacer lo que más le gusta, sino por las dudas que la dolencia, según sea su gravedad, puede generarle. Un desafío corporal y psicológico que hay que estar preparado para afrontar con garantías y, sobre todo, para prevenir. Carlos Alcaraz no quiere ni acordarse de ese tema, como demuestra hasta la fecha con la rutina que viene siguiendo en este Roland Garros.
El mejor tenista del mundo ahora mismo ha decidido que su paso por el segundo Grand Slam del curso se limite, al menos por el momento, a los partidos que tenga que disputar: nada de entrenamientos entre encuentro y encuentro. El murciano está dedicando sus jornadas sin competición en París únicamente, en lo deportivo, a las labores de fisioterapia que requiere su cuerpo. Descansar, con siestas diarias de 30-40 minutos incluidas, es fundamental para un tenis tan explosivo como el suyo.
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El porqué de esa inactividad en pista mientras no dispute encuentro alguno en Roland Garros radica en el siguiente dato: en abril, cuando Alcaraz tuvo que ausentarse de Montecarlo, acumulaba ocho bajas en torneos de importancia durante el último año. A la cita monegasca se le añadieron, en 2022, Roma, Queens, París-Bercy (retirada mientras jugaba), Finales ATP y Copa Davis. Ya en 2023, tampoco estuvo ni en el Abierto de Australia ni en Acapulco.
Ahora mismo, el de El Palmar ha disputado 15 partidos en la presente gira de tierra batida. No ha tenido ningún problema aparente después del calvario físico que llegó a vivir no hace tanto tiempo. Primero, sufrió tres lesiones en cuatro meses, todas musculares: rotura abdominal en noviembre de 2022, rotura de uno de los isquiotibiales en enero de 2023 e idéntico percance en febrero. Después, fueron una artritis postraumática en la mano izquierda y, de nuevo, molestias musculares, en este caso en la columna, las que le llevaron a no iniciar la temporada de arcilla hasta el Godó.
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Fueron esos percances continuados los que motivaron la relajación con la que Alcaraz se toma ahora los días sin partido en Roland Garros. Una calma, eso sí, tensa en busca de la excelencia. “Gracias a las lesiones, me he dado cuenta de que tenía que cuidar esos pequeños detalles como el descanso. Irme pronto a descansar, la alimentación, la suplementación, llevarlo todo a rajatabla era muy importante. Yo era de los que si no me apetecía hacer una cosa, la dejaba para mañana. Y encadenaba varios días. Ahora lo hago todo más perfecto”, contó en MARCA antes de revalidar título en Madrid.
Shapovalov en el horizonte
Alcaraz jugará por primera vez de noche en Roland Garros 2023 este viernes, cuando se medirá en la pista central, la icónica Philippe Chatrier, al número 32 del circuito masculino, el canadiense Denis Shapovalov. El que fuera décimo tenista del mundo en septiembre de 2020 viene de irse hasta el quinto set en primera ronda (ganó 6-4, 7-5, 4-6, 3-6 y 6-3 al estadounidense Brandon Nakashima) y hasta el cuarto, como Alcaraz, en segunda (derrotó 6-2, 3-6, 6-3 y 6-3 al italiano Matteo Arnaldi).
Será el primer encuentro entre ambos jugadores, que ya pudieron pelotear juntos en Barcelona. Además, Alcaraz todavía no se había enfrentado a ningún cabeza de serie del torneo hasta esta tercera ronda, ya que Shapovalov es el 26 y tanto Flavio Cobolli como Taro Daniel están fuera del Top 100.
El próximo adversario de Alcaraz no parece especialmente peligroso sobre el papel. Su tope histórico en Roland Garros es precisamente la tercera ronda de este año. Como mucho, Shapovalov había alcanzado la segunda en dos ocasiones (2018 y 2020). Por contraposición, Alcaraz sabe lo que es llegar, al menos, hasta cuartos de final, como hizo en 2022. Entre los grandes favoritos para la victoria final, Carlitos seguirá vaciándose sobre el albero mientras repone energías, por lo que pueda ocurrir, cuando no le toca pisarlo.
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